Es comprensible que la juventud desconfíe de la ortodoxia en todos los campos y se incline por ensayar soluciones novedosas. Alejandro Santos en su columna de esta semana refleja muy bien esta tendencia que en general es constructiva. Sin embargo, considero que no es por exceso de ortodoxia que el país atraviesa por una crisis, sino precisamente lo contrario. Las políticas económicas que ha seguido el país durante esta década han sido heterodoxas, con un gasto público y privado desbordado durante varios años lo cual causó grandes desequilibrios en las cuentas fiscales y en las externas. Así llegamos a la crisis actual. Es hora de volver a la ortodoxia, especialmente en el manejo de las finanzas públicas, para que el país pueda ser otra vez el modelo de estabilidad que siempre ha sido.Finalmente, con respecto al 'Confidencial' aparecido en esa misma edición, aprovecho para aclarar que mis relaciones con el Ministro de Hacienda son muy cordiales y lo admiro precisamente por la forma como él siempre ha tenido el coraje de enfrentar con seriedad y decisión los problemas causados por todas las heterodoxias económicas que el país ha sufrido.Miguel Urrutia MontoyaBogotá