Unos 300 niños tuvieron la semana pasada una experiencia inolvidable. Reunidos en el auditorio de Maloka, ese lugar destinado a la comprensión interactiva de los grandes temas de la ciencia y la tecnología, los pequeños se encontraron con que tenían a su disposición, para hacerle todas las preguntas que se les ocurrieran, al científico Rodolfo Llinás, una de las mayores autoridades mundiales en el funcionamiento del cerebro humano. Llinás contestó toda clase de inquietudes, "muy buenas" en sus propias palabras, logró su cometido de sembrar en los niños inquietudes sobre el conocimiento científico y asumió en propiedad, de paso, el liderazgo del proyecto de la segunda etapa de Maloka, que consolidará a ese centro de divulgación científica como el más moderno de América Latina.