Foros Semana: ¿Por qué se recrudeció la violencia política en el país en el último año? Ángela Rodríguez: Es un fenómeno multicausal. No podemos achacárselo a una sola cosa, pero es innegable un factor como la ausencia histórica del Estado en las regiones. Con la salida de las Farc de algunos territorios, se creó un vacío de poder que alentó a grupos armados al margen de la ley a ocuparlos, a encargarse de negocios ilegales y crear aldeas de micropoder frente a la ausencia estatal. F.S.: En el estudio que ustedes adelantaron es evidente que la violencia se recrudeció especialmente en los territorios PDET (Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial), que el Acuerdo de Paz priorizó porque históricamente han sido los más golpeados por el conflicto. ¿Esto quiere decir que la implementación del Gobierno nacional no ha sido suficiente? Á.R.: Vemos muchos asuntos pendientes en la implementación, en particular la participación política. Los PDET son reconocidos por la ciudadanía como el mejor ejercicio de participación local y el que encontraban más relevante para traer desarrollo a sus comunidades. La pregunta con la que quedaron los ciudadanos es: ¿ahora qué? Se recogieron las inquietudes y los intereses de la población a nivel local, pero lo que están enfrentando es una ola de violencia y siguen esperando para ver en qué se traduce efectivamente esa participación que les pidieron. El hecho de que se haya recrudecido la violencia en los territorios PDET no es casualidad. Precisamente fueron escogidos porque en ellos existe una ausencia de poderes formales que llevó al recrudecimiento de la violencia histórica. Pero también lo está haciendo ahora porque no podemos olvidar la conexión que implica controlar la legalidad para permitir la ilegalidad. Es por esto que la violencia en estos territorios se está expresando hacia candidatos y hacia el escenario político.

F.S.: ¿Por qué no ha sido suficiente la respuesta estatal y cuáles son las recomendaciones? Á.R.: La aproximación exclusivamente desde la Unidad Nacional de Protección (UNP) no es suficiente porque es una entidad técnica y en los territorios la violencia obedece a factores políticos. Si se llenara de contexto esa realidad técnica, si fuéramos más allá de un botón de pánico o un chaleco para reconocer las realidades locales, podríamos hacer más en prevención. Además de las instituciones estatales, cuyo deber es salvaguardar la vida de los ciudadanos, el llamado va a los partidos políticos. Hoy en día no saben a quién le dan el aval, sobre todo a nivel territorial. El partido, al aceptar la candidatura de un ciudadano y darle publicidad, lo está poniendo en un escenario público. En muchos de estos casos el candidato necesita protección que no está siendo proveída por nadie, pero tampoco encuentra refugio dentro de la colectividad. Por eso les pedimos corresponsabilidad. Que los partidos desarrollen un sistema de afiliados como lo exige la ley, que tengan líneas de conexión con quienes los representan en el territorio, un protocolo para cuando hay riesgos y una persona encargada de gestionar la respuesta institucional ante las amenazas. F.S.: El presidente Duque ha dicho en reiteradas ocasiones que la violencia política que vive el país se debe al incremento de los cultivos de coca. ¿Cuál es la lectura de ustedes? Á.R.: Es innegable que es un factor a tener en cuenta, porque hay grupos ilegales pujando por mantener el negocio de la coca y unos ciudadanos que creen en la implementación del Acuerdo para dejar de cultivar, y son quienes están siendo amenazados. Pero esto no solo se limita a la siembra de coca. Vemos también que muchos líderes locales que hacen esfuerzos por la restitución, el reconocimiento de víctimas y la reivindicación de derechos están siendo amenazados.

F.S.: La representación de estas comunidades no ha sido posible en parte porque las 16 circunscripciones especiales de paz que estaban contempladas en el Acuerdo no fueron aprobadas. ¿Cómo ven este tema? Á.R.: El hecho de que no se hayan logrado las Circunscripciones Especiales de Paz es lamentable. Dentro del punto de participación política había tres grandes bloques de cambio. El primero tenía que ver con el Estatuto de Oposición, que se logró y está en vigencia, pero que no tenemos claridad de cómo va a funcionar en las elecciones de octubre. El segundo era la reforma política, que hoy no está aprobada. Y el tercero tenía que ver con estas circunscripciones, que consistían en darles voz a aquellos que tradicionalmente han estado alejados del sistema político. Desafortunamente, quien tienen que aprobarlas es el Congreso. Los partidos políticos deben reconocer sus alcances de representatividad y darse cuenta de que en este momento no tienen ningún sentido de representación con esas comunidades. Lo que se hizo fue cerrarles la puerta en lo que algunos pueden considerar una lucha de poder u otros una mezquindad de los partidos tradicionales, pero al final lo que terminó pasando es que estas personas en estas comunidades no tienen quién los represente. F.S.: En esta campaña la Registraduría Nacional ha dicho que la violencia también se produce por la estigmatización, un fenómeno que crece con las redes sociales. ¿Cuál es su opinión? Á.R.: Es importante entender que como la paz se construye todos los días, la violencia también. Estas amenazas en muchos casos provienen de la misma ciudadanía y por las redes sociales. La polarización que se ha producido en redes sociales con base en la estigmatización de ciertos candidatos y ciertas posiciones políticas está realmente desbordada. Tanto los políticos como los ciudadanos deben ser conscientes de que la palabra tiene efectos. F.S.: En el mundo, la democracia liberal está en crisis. ¿Cómo aborda el instituto el reto de trabajar por la democracia en un país que la sigue consolidando a pesar de las dudas globales con respecto a este modelo político? Á.R.: Nosotros seguimos apostándole al reconocimiento del valor de la democracia. Es sorprendente la facilidad con que los colombianos olvidamos lo que nos ha costado construir este sistema político, que claramente tiene deficiencias, que no cubre a la población que debería ser representada y que tiene miles de retos en lo electoral, pero que ha sido funcional en una era republicana. La democracia está en crisis a nivel global porque la gente no se siente representada o no siente que le soluciona los problemas. Nosotros queremos llamar la atención, fijar las alertas y decirle a la ciudadanía que existen nuevas formas y que se puede pensar una democracia mucho más efectiva si hay mayor involucramiento de la ciudadanía. Debemos ser más severos con los políticos que elegimos, ver si realmente nos representan y, si no, castigarlos.

F.S.: En ese proceso la educación juega un rol fundamental. ¿Cómo abordar esto? Á.R.: En el instituto desarrollamos las Escuelas de Formación para la Democracia, que buscan brindar herramientas técnicas a líderes de todos los niveles y trabajar en el fortalecimiento de valores democráticos. Las personas que participan no necesariamente son candidatos, sino personajes que buscan tener incidencia en su entorno comunitario y son miembros de todos los partidos políticos. Queremos que desde el sentido técnico la gente comprenda el funcionamiento del sistema político, que no es fácil. Y a lo que le hacemos más fuerza es a los valores democráticos como el diálogo, la transparencia, la responsabilidad. Fomentando escenarios donde se intercambian esos valores se puede retomar la confianza en la democracia. *Conozca más e inscríbase al foro en www.forossemana.com Fecha: miércoles 16 de octubre de 2019Lugar: Centro de convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada, Salón Conquistadores A. (Calle 26A #13A - 10), Bogotá.Hora: de 8:00 a. m. a 12:30 p. m.