Una enorme estatua con forma de pene causó un revuelo tal en la ciudad brasileña de Recife que el alcalde entró armado a un diario y amenazó de muerte a un crítico de arte y a un periodista. El lío se armó cuando un comité local decidió censurar al artista al que había encargado la producción de una escultura para adornar un parque de la ciudad. El autor, Francisco Brennard, es famoso en Brasil por sus trabajos de alto contenido erótico y sostiene que su obra es una señal dirigida al espacio, pero sus detractores sostienen que el diseño, tal como se vio en la televisión, es simplemente un enorme órgano masculino. El alcalde, Roberto Magalhaes, quiso mejorar la cosa al exigir reformas para hacerlo parecer un faro luminoso y, ante las críticas, resolvió amenazar a los comunicadores.