Luego de pasarse cerca de 30 años enseñando a la gente cómo gozar mejor el sexo, los famosos terapistas sexuales Masters y Johnson han resuelto enseñar cómo sobrevivir a él. Los esposos Virginia Johnson y Williams Masters, acompañados ahora por su "heredero científico", Robert Kolodny, resolvieron ponerse a tono con los tiempos, y meter baza en el problema del SIDA. Para ello, publicaron un libro en el que afirman que el virus está "corriendo rampante entre la población heterosexual de los Estados Unidos".Lo que significa la tajante afirmación de los científicos, es que el problema del SIDA ya no debe circunscribirse a los grupos de homosexuales, ni a los drogadictos intravenosos, ni a quienes reciben periódicamente transfusiones de sangre, todos los cuales conforman los llamados "grupos de alto riesgo". Los famosos expertos llegan en su trabajo a la "alarmante conclusión de que la epidemia ha irrumpido claramente entre las masas más amplias de la población y continúa, aún ahora, haciendo sus incursiones silenciosas mientras muchos asumen una actitud complaciente".El estudio de Masters y Johnson abarcó algo más de 800 adultos entre las edades de 21 y 40 años, reclutados en Nueva York, Los Angeles, San Luis y Atlanta y quienes debían ser sexualmente activos sin pertenecer a ninguno de los grupos de alto riesgo. Del curso de la investigación resultó que, de los 400 individuos que tenían una relación monógama estable, sólo un hombre resultó con SIDA, pero entre los 400 restantes, que habían tenido al menos 6 compañeros sexuales por año, la proporción llegó a casi el 6%.De ese estudio los investigadores llegaron a algunas conclusiones que han sido objeto de intensa controversia desde que el libro fue presentado la semana pasada en Nueva York y a partir de la publicación de algunos apartes en la revista Newsweek, que le dedicó la carátula de su última edición. De todas maneras, se considera que el enorme prestigio de Masters y Johnson como los mayores expertos del mundo en materia sexual, le dará a la obra el respaldo que muchos medios científicos parecen negarle aún antes de conocerlo por completo.Las conclusiones del libro que mayor reacción están creando entre los expertos, contradicen algunas verdades consideradas hasta ahora como inamovibles:.La estimación oficial de 1.5 millones de portadores asintomáticos (quienes están infectados pero aún no presentan síntomas), debe duplicarse, para llegar al número más aproximado de 3 millones. De ellos,al menos 200 mil son heterosexuales pertenecientes al grueso de la población..Un hombre infectado tiene una posibilidad en 400 de contagiar a su compañera; una mujer infectada tiene una probabilidad en 600 de pasarle el virus a su compañero..El porcentaje de infección es más alto entre quienes tienen más de 12 compañeros sexuales al año..El virus se puede transmitir por un simple beso en la boca, espelcialmente si se tienen heridas en ella..El virus se puede adquirir en un restaurante "si el cocinero tiene SIDA y se corta sobre la ensalada, y el cliente tiene heridas en la boca"..El SIDA se puede adquirir en los deportes de contacto, como el fútbol, el béisbol o el básquetbol. .Una herramienta clave de la lucha contra la diseminación de la epidemia es el examen obligatorio de todas aquellas personas que soliciten licencia matrimonial, así como de las mujeres embarazadas, las prostitutas y los pacientes de hospital entre los 15 y los 60 años.Esas conclusiones chocan contra los resultados de investigaciones mucho más amplias llevadas a cabo por organismos oficiales de los Estados Unidos, principalmente por el Centro para el control de Enfermedades. Algunas de ellas son las siguientes:.Encuestas hechas en clínicas de enfermedades venéreas- que es donde se encuentra con mayor probabilidad el SIDA- demuestran que sólo el 2.6% de los heterosexuales resultan infectados..Exámenes de sangre hechos sobre muestras de 3 millones de reclutas de las Fuerzas Armadas y 25 millones de donaciones de sangre concluyen que solamente algo más de 1 por mil resultan infectados, y que esa rata se ha mantenido estable durante los 2 últimos años..No existe ningún caso documentado en el cual el virus pueda haberse contagiado por un simple beso. El secretario de salud Everett Koop, dice que "hay una posibilidad tan extraordinariamente remota, que yo no cambiaría por ella mi comportamiento"..La posibilidad de adquirir el virus en un restaurante es tan remota para los medios oficiales, que hay la prohibición expresa de discriminar de los empleos a los trabajadores que tengan SIDA..Unos investigadores de la Universidad de California estudiaron 65 mujeres que habían tenido más de 100 encuentros sexuales con un compañero infectado en un año. Sólo 20 de ellas resultaron infectadas, o sea el 32%, y de éstas, quienes practicaron el sexo anal -colocándose en factor de alto riesgo- fueron las más afectadas.Las críticas al libro atraviesan como una tempestad a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Un editorial del periódico The New York Times del martes 8 de marzo, afirma que los autores son terapistas sexuales sin particular conocimiento de la epidemiología del SIDA, y que su trabajo no ha sido revisado por otros expertos, como se acostumbra en estos casos. Sobre la afirmación de que el virus está corriendo libre entre la población heterosexual, el diario afirma que hay toda una serie de estudiosos científicos que prueban lo contrario. Y citando a los propios autores, cuando dicen que "la discriminación y la paranoia son por su puesto deplorables", el editorial afirma que "también lo son quienes las promueven sin causa suficiente".Pero no solamente el prestigioso diario lanzó una andanada de críticas. También lo hizo el secretario de salud. C. Everett Koop, él mismo un abanderado de las medidas más draconianas para el control de la epidemia. En una entrevista con el diario USA Today, Koop dijo que "puedo entender la confusión que se produce cuando gente con la reputación de Masters y Johnson, sobre la base de 800 casos, salen a refutar todo lo que el resto del mundo científico cree sobre bases firmes. Creo que eso es sencillamente reprobable".Sin embargo, todos los expertos coinciden en que, aunque el peligro de contagio heterosexual efectivamente existe, lo afirmado por Masters y Johnson es tan desproporcionado, que podría caricaturizar los riesgos. Lo que se teme no solamente es la paranoia general, sino que el mensaje de los viejos terapistas sexuales a la larga resulte contraproducente, como en el cuento del pastorcito mentiroso, que de tanto alertar cuando no tocaba, no encontró más que incrédulos cuando la alarma sí era justificada.