Mientras en Colombia la guerra contra la coca deja campos estériles y cientos de muertos, en Europa no parecen tomarse el tema tan en serio. El capo colombiano Pablo Escobar está de moda. A casi 14 años de su muerte, su rostro y su nombre impresos en camisetas se están vendiendo como pan caliente. El verano pasado se vendieron 450.000 unidades en Italia, donde fueron la sensación entre los jóvenes. Ahora es fácil conseguirlas en tiendas españolas, rusas y hasta por Internet. Los europeos, en su afición por la moda, no tienen problema en exhibir a uno de los mayores criminales de la historia mundial.