Tras uno de los años más complicados en la historia de la humanidad por cuenta de la covid-19, se esperaba que 2021 fuera más sencillo y de regreso a la normalidad gracias a las vacunas. No obstante, el presente año también ha estado lleno de ‘subes y bajas’ aún a causa de la pandemia y las nuevas variantes del virus, así como por el malestar social en el ámbito doméstico.

Estas situaciones se han convertido en ejes fundamentales de las decisiones de inversión, pues quienes buscan alternativas para hacer rendir su dinero cada vez deben tener más factores en cuenta. Uno de ellos son las bajas tasas de interés globales, que son el resultado de las políticas monetarias de los bancos centrales para ayudar a mantener una alta liquidez, que a su vez sirva como motor de la reactivación económica.

En el país, por ejemplo, la tasa de intervención del Banco de la República, que sirve como guía para las demás tasas de interés, completó un año en 1,75 por ciento. Como resultado, los populares CDT a 90 días hoy no pagan más de 2 por ciento anual y eso sin contar la retención en la fuente. Por el lado de las cuentas de ahorro, los rendimientos son aún más bajos, especialmente si se tiene en cuenta que la inflación hasta agosto era de 4,4 por ciento anual, lo que implica que es una rentabilidad negativa en términos reales.

Eso sí, vale la pena señalar que la expectativa es que el Emisor, que es de los pocos bancos centrales que no ha empezado a subir sus tasas, lo haga pronto. No obstante, las tasas de interés seguirán bajas por un buen tiempo, lo que llevará a los inversionistas a buscar otras alternativas.

Una opción podría estar por el lado del dólar o los activos en el exterior. Esto no solo como una apuesta por las monedas duras (también se puede incluir el euro), sino como una estrategia para diversificar, cumpliendo con la máxima de no poner todos los huevos en una misma canasta. Vale la pena tener en cuenta que la opción de las divisas no está basada en la expectativa de una elevada devaluación, pues, por el contrario, se prevé que la tasa de cambio peso-dólar tienda a estabilizarse en sus niveles actuales, sino para beneficiarse de los ciclos económicos de otros países.

Mientras en Colombia las acciones aún no levantan cabeza tras la caída de 2020, en Estados Unidos y en Europa las bolsas muestran buenos rendimientos. De hecho, en la AFP Protección explican que el tener parte de su portafolio invertido en el exterior les ha servido para compensar la caída de las acciones colombianas.

Mientras en Colombia las acciones aún no levantan cabeza tras la caída de 2020, en Estados Unidos y en Europa las bolsas muestran buenos rendimientos. | Foto: Copyright

Con todo y la reactivación económica, las acciones locales se mantienen entre las de peor desempeño del grupo de los mercados emergentes, aunque con grandes excepciones como los títulos de Ecopetrol y el Grupo Energía de Bogotá. Sin embargo, esto también se convierte en la oportunidad para comprar barato. Los cálculos de la comisionista Casa de Bolsa indican que este año se podría dar una importante recuperación de las utilidades empresariales, lo que a su vez generaría un mayor pago de dividendos en 2022 y provocaría una presión alcista sobre las acciones. Es importante recordar que cuando se compran acciones se puede ganar por dos vías: la mejora en los precios y los dividendos que pagan las empresas a sus socios.

Otros activos

Para los inversionistas más sofisticados existen activos más volátiles y rentables como las materias primas, también conocidas como commodities. Allí están el petróleo y el oro, dos insumos fundamentales para los mercados financieros y para la economía colombiana. El primero, luego de sufrir una debacle el año pasado, hoy se encuentra en niveles altos (bordean los 70 dólares por barril), gracias a la recuperación de la demanda global a medida que todos los países se reactivan. El segundo está afectado por la recuperación económica. En 2020, en medio de la incertidumbre, el oro fue un activo refugio, en el que muchos se resguardaron mientras se calmaban las aguas, pero ahora que vuelve el crecimiento, los inversionistas regresaron a los activos riesgosos, hundiendo la cotización del oro.

En el grupo de activos más sofisticados también están las criptomonedas, como ‘bitcóin’ y ‘ethereum’. No son para todos los inversionistas, pues antes que dejarse llevar por la moda y las ganancias exorbitantes, lo primero que debe entender una persona es cómo funcionan, los riesgos en que incurren y cómo salir. Precisamente para descifrar su funcionamiento, en el país se está realizando una prueba entre la Superfinanciera y cuatro de los principales bancos para determinar cómo hacer las compras y las ventas de las criptomonedas en pesos, cómo pagar los respectivos impuestos como retención en la fuente, así como el manejo de pérdidas por parte de los clientes, dado que en este tipo de inversiones no se puede garantizar la rentabilidad, y eso es algo que los inversionistas deben tener muy claro.

De hecho, un reciente informe de The Economist sobre los inversionistas en monedas digitales indica que, al menos en Estados Unidos, son más educados y tienen más recursos, en promedio, que quienes invierten en otros activos. Esta situación, sumada a los titulares con las súbitas disparadas de precios, han hecho que muchas personas lleguen a las criptomonedas por “miedo a estarse perdiendo de algo bueno” y o por la búsqueda de “riqueza rápida”.

No obstante, se les olvida que, así como suben muy rápido, en una sola jornada pueden perder la mitad de su valor, razón para insistir en la prudencia con estos activos.

En grupo

Una de las tendencias de inversión que más está creciendo es la de hacerlo de manera grupal, bien sea por medio de fondos que reúnen los recursos de muchas personas para comprar activos que difícilmente una persona con pocos recursos puede adquirir de forma individual, o bien sea mediante la recolección de recursos para financiar a empresas o proyectos.

Más allá de cuál opción de inversión se elija para agrandar el ahorro, lo importante es tener presente que, en lo que resta de 2021, se seguirán sintiendo los efectos positivos y negativos de la pandemia, y que así como tocó aprender a vivir con tapabocas, también hay que aprender a invertir con volatilidad, con asesoría de expertos y aprovechando las nuevas alternativas.

Una de las tendencias de inversión corresponde a los Fondos de Inversión Colectiva, permiten a las personas con pocos recursos acceder a los mercados financieros con menores costos. | Foto: SARAH MASON

Si invirtió un millón de pesos en enero de 2021, hoy:

Ganó

  • 653.200 pesos si invirtió en petróleo tomando como base la referencia Brent, sin contar el efecto cambiario.
  • 546.300 pesos si invirtió en bitcóin.
  • 337.200 pesos si invirtió en acciones estadounidenses medidas por el índice S&P 500 (sin tener en cuenta el efecto cambiario).
  • 146.000 pesos si compró acciones de Ecopetrol.
  • 117.300 pesos si su apuesta fue por dólares.
  • 77.800 pesos si compró euros.
  • 18.600 pesos si abrió un CDT a 90 días y lo fue renovando durante el año (esto sin descontar la retención en la fuente).

Perdió

  • 75.900 pesos si invirtió en oro, tomando como referencia el valor de la onza en la Bolsa de Nueva York, sin tener en cuenta el impacto cambiario.
  • 87.700 pesos si invirtió en acciones colombianas, teniendo como referencia el índice MSCI Colcap.
  • 508.000 pesos si compró la acción de Avianca.

Tres claves al invertir

En un evento sobre inversión de la AFP Protección, Gabriela Santos, estratega de Mercados Globales de J. P. Morgan Asset Management, y Felipe Herrera, vicepresidente de Inversiones de Protección, dieron tres claves a la hora de invertir:

1. Es imposible conocer el momento adecuado para invertir (timing). Saber con certeza cuándo comprar y cuándo vender implica no estar en los peores días, pero tampoco en los mejores. Una persona que ha invertido en Wall Street de manera constante durante los últimos 20 años ha obtenido un retorno anualizado de 11 por ciento, mientras que el que entró y salió constantemente obtuvo un retorno de casi la mitad.

2. Siempre tener el horizonte de mediano y largo plazo, en consecuencia, con lo anterior la clave está en no reaccionar a los titulares del momento, sino enfocarse en la motivación para ahorrar o invertir. El objetivo no puede ser para la próxima semana o el próximo mes, hay que pensar más allá, en especial con el creciente riesgo de longevidad, que implica que más personas probablemente vivan 100 años. Visto así, hay que ahorrar para poder vivir bien esos años de más.

3. Mirar las tendencias. Los mercados suelen anticiparse a lo que va a suceder y actualmente están aumentando sus apuestas por temas medioambientales, de responsabilidad social y de buen gobierno corporativo, lo que da pistas de hacia dónde deberían ir las inversiones.