Las empresas hoy están ante la necesidad de habilitar las herramientas y los datos adecuados para que los colaboradores puedan acceder a la información y trabajar con procesos optimizados y análisis de patrones desde cualquier lugar o dispositivo. También buscan implementar una economía postpandemia de distanciamiento social que ha obligado a desarrollar nuevas formas de acercar servicios y productos, apoyándose en la inteligencia de mercado y el conocimiento del cliente; y pretenden desarrollar una mercadotecnia de personalización inteligente que hace necesarios el perfilamiento del consumidor y la previsión de patrones de preferencias para brindar mejores opciones al consumidor.

Según IDC, frente a este tipo de desafíos, el 60% de las organizaciones latinoamericanas están implementando soluciones de Business Intelligence y analítica, el 41% ya está haciendo gestión de sus datos y el 33% incluso están yendo más allá a desarrollos de inteligencia artificial, machine learning y analítica avanzada. Lo que tienen en común todos estos indicadores es que ya se evidencia una clara tendencia por implementar una cultura analítica en las organizaciones.

Basar la cultura y operación de una organización en sus datos tiene amplias ventajas: desde democratizar la inteligencia hasta crear más y nuevos centros de innovación en las diferentes áreas de operación.

Es precisamente esa convicción de democratizar el poder de conocimiento que brindan los datos, el primer gran paso que deben dar las organizaciones que decidan orientarse a una cultura analítica. Este primer gran paso no solo permitirá a todos los colaboradores alinearse en unos nuevos objetivos y enfoques, sino que también expandirá la posibilidad de innovar a nuevas áreas más allá de las que integran a los científicos de datos propiamente dichos. Ahora, todas las áreas podrán tener sus propios analistas y tener la innovación más cerca.

El alistamiento del insumo principal que tiene una cultura analítica (como lo son los datos) también es parte fundamental e inicial en el proceso. Hoy en día no importa de dónde provienen los datos, si son o no estructurados, son propios o son extraídos de fuentes públicas o hasta de redes sociales. Todos los datos hoy en día son útiles, gestionables y convertibles en inteligencia de negocios.

Tener claro para qué se van a utilizar principalmente los datos es el paso siguiente. Desde una perspectiva de negocio, las organizaciones hoy en día suelen recurrir a la analítica principalmente para identificar tendencias de mercado y patrones de consumo, para optimizar procesos de la organización y para lograr objetivos de la organización (KPIs); mientras que desde un punto de vista más técnico, las principales razones para adoptar una cultura analítica están dirigidas a implementar la seguridad y confiabilidad, reducir costos y acelerar el acceso a los recursos de TI.

Y, finalmente, está saber apoyarse estratégicamente en estos procesos. Empresas especializadas en soluciones de analítica, que tienen experiencia comprobada y trayectoria de décadas para acompañar a los líderes de las organizaciones a implementar todo el ciclo analítico de principio a fin, a obtener inteligencia de los datos incluso en la nube (cloud analytics) y que le ayudan a habilitar incluso capacidades de inteligencia artificial a través de analítica avanzada es lo que se requiere.

Desarrollar una cultura analítica en una organización permitirá a sus líderes tomar mejores decisiones y más informadas, gestionar mejor los riesgos, prevenir fraudes, automatizar procesos, potenciar la innovación y cumplir con regulaciones, entre muchos beneficios. Y también, mejorar el llamado go to market.