Los textileros del país siguen en clara desventaja frente a sus competidores de Asia. Mientras el Gobierno evalúa algunas medidas arancelarias para frenar la avalancha de ropa y telas, los productores locales optimizan sus procesos de manufactura y mercadeo.

El tema es tan sensible que desde el Congreso de la República el senador Miguel Ángel Barreto Castillo (Partido Conservador), pidió al Gobierno adoptar medidas audaces que permitan proteger a la industria textil y de las confecciones, a la que calificó como pilar fundamental de la generación de empleo y riqueza en el país.

“Colombia importa tres veces más de lo que exporta. Así, en 2020 las importaciones en este rubro ascendieron a 1.993 millones de dólares, mientras que las exportaciones solo llegaron a la suma de 574 millones de dólares. Es decir, generamos más empleo en Asia y África en este sector que en nuestra propia industria”, advirtió el congresista.

Añadió que proteger este importante sector de la economía colombiana es vital para la reactivación económica y la generación de empleo. “Representa para el país entre el 6 y el 8 % del PIB industrial y el 21 % del empleo industrial colombiano, con un millón y medio de empleos, que han estado en riesgo de perderse por la crisis que se agudizó por la pandemia”, señaló Barreto Castillo.

Ante esa difícil situación, el gerente general comercial de Telas PatPrimo y expresidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (CCCA), Guillermo Elías Criado, habló con DINERO sobre las posibles salidas a estas dificultades.

¿Cuál es la situación de los textileros?

A la luz de los resultados de venta y cobro de finales de 2020 y en lo corrido del año 2021, la industria del vestido y los textiles está en los primeros lugares de los sectores de la economía que tuvimos una recuperación rápida.

La industria de la confección ha experimentado procesos de adaptación de producto, reformulación de modelos de negocio y la omnicanalidad acompañados por la tecnología que está presente de lleno en el nuevo consumidor, mejorando la experiencia del cliente. Todo eso ha tenido resultados sobresalientes para los empresarios que elaboran prendas de vestir que privilegian el confort, la comodidad, el cuidado personal y estilos de vida más informales y saludables.

Todos estos cambios acompañados de una leve disminución de mercancías provenientes de Asia por los efectos de la pandemia han ayudado a reestablecer parte de los empleos perdidos el año anterior.

¿Es necesario mover los topes arancelarios? ¿Por qué?

Las normas vigentes privilegian las prendas de vestir hechas en Asia. Por lo tanto, lo que está en juego es el empleo del sector. Es necesario que se establezca una política arancelaria escalonada e incluyente, que verdaderamente sirva a los intereses de la industria textil-confección colombiana en general.

El proyecto de decreto que presenta el Gobierno nacional establece un arancel del 40 % para la importación de confecciones por un valor inferior a los 10 dólares por kilogramo bruto y del 15 % para las que tienen un precio superior a los 10 dólares/kg.

Lo que entra al país por debajo de 10 dólares por kg bruto (entre los capítulos 61 y 62) solamente corresponde al 1 % y 2 % de la mercancía, y mucho de eso corresponde a contrabando técnico.

De esta forma, consideramos que si se llega a aplicar la propuesta dada por el MinCIT, esta medida debe ir acompañada de otras estrategias que estimulen la protección del empleo en el sector, de cara a una reactivación de la economía en medio de una pandemia.

Por otro lado, en nuestro país el sector textil-confección ha contribuido con grandeza al proceso de construcción de nuestra economía, al empleo femenino y al paso que vamos se está volviendo un país de importadores.

GUILLERMO ELÍAS CRIADO. GERENTE DE MANUFACTURAS ELIOT. | Foto: Juan Carlos Sierra

¿Cuáles son los productos o confecciones más afectados?

Toda la confección de prendas de vestir colombiana que se enfrenta a los productos hechos en países asiáticos como Bangladesh, Vietnam, Laos, Camboya, Birmania y China, de donde proviene más del 75 % de las importaciones.

Se ve afectada frente a los factores de producción que nos cuestan más que a nuestros competidores: con salarios de hambre cinco veces más baratos, la tasa de interés del crédito, incentivos por exportar y el valor del kilovatio/hora.

Con nuestro costo país, aranceles a materias prima como los hilos, fuera de la mala infraestructura, Colombia está en desventaja.

Emprendimiento textil Tejidos Casadiego | Foto: Esteban Vega La-Rotta / Publicaciones Semana

¿Cuántas empresas del sector han tenido que cerrar el último año?

Ya desde antes de la pandemia el sector venía perdiendo empleos. Las cifras DANE al cierre de 2020 hablan por sí solas:

Producción -23 %

Empleo -12,1 %

Exportaciones US$512 millones

Importaciones $1.684 millones

Balanza comercial menos -US$1.173 millones

La Cámara de Comercio de Bogotá reporta al cierre de 2020 5.939 empresas menos en el sistema moda, una caída en la creación de nuevas matrículas de 796 y 141.220 empleos menos comparados con el año 2019. Y en la dinámica comercial de Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia, según clúster 2019 vs. 2020, reporta reducciones del 19,4 % y 1.020 cancelaciones en matrículas de moda y fabricación avanzada (fuente: Registro Público Mercantil, Cámara de Comercio de Medellín).

¿Qué ha hecho el sector para modernizar los estándares de producción, distribución y marketing?

En textil y confección Colombia es un país competitivo y en constante evolución, y en términos de producción tenemos muchas fortalezas. Desde la academia contamos con excelentes centros de formación universitaria de primer nivel, tenemos el SENA, las Cámaras de Comercio de Bogotá, Medellín y Cali, y otras con grandes aportes al mejoramiento continuo en productividad, fábricas de productividad que es el programa del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y Colombia Productiva, para que las empresas del país produzcan más. También tenemos la experiencia de un sector pujante de más de 100 años de trabajo constante y disciplinado.

En distribución y marketing, las plataformas digitales han transformado la experiencia de compra del cliente, la omnicanalidad ha dado grandes avances a la forma como llegamos al mercado y la transformación digital se metió de lleno en nuestra industria.

La gran diferencia entre ganadores y perdedores ha estado marcada por los modelos de negocios y la transformación digital.

¿Cuántos empleos genera este sector en la actualidad?

Somos más de 1.500.000 empleos entre formales e informales, 90 % madres cabeza de familia.

El DANE reporta al cierre del año 2019, 564.280 empleos formales, pero como consecuencia de la beligerancia de precios de importaciones de ropa asiática, el contrabando abierto y el contrabando técnico una parte importante del sector confección se ha visto obligada a refugiarse en la informalidad para sobrevivir.

Además, el DANE no cuenta el personal ocupado que se generan en empresas del nivel de subsistencia y economía familiar con menos de 10 empleos, que son cientos de miles en todo el territorio nacional.

Además de aranceles, ¿qué otras medidas de protección o beneficios se pueden implementar?

Hay que dejar en claro que el sector no pide protección. Pedimos al Gobierno que genere condiciones apropiadas para nuestra industria sin elegir ganadores y perdedores, fijando reglas equilibradas para que nuestros empleos no sigan siendo devastados por mano de obra de Oriente como consecuencia de aranceles bajos a precios irrisorios. Sumado a eso, los productores nacionales tenemos que pagar aranceles a las materias primas, como los hilos, que encarecen el producto hecho en Colombia.

Si el Gobierno crea las condiciones apropiadas para nuestro sector, son muchos los beneficios.

¿Qué empresas están en riesgo, en número y nombres?

Antes de la pandemia, la Superintendencia de Sociedades reportaba un número importante de empresas del sector que se han visto obligadas a acogerse a procesos de reestructuración de pasivos (Ley 1116). Este año aún no sabemos cuántas. Ojalá sean pocas.