Luego de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunciara el reconocimiento de dos regiones separatistas, Lugansk y Donestk, en el este de Ucrania, el mundo occidental impuso una serie de sanciones que tenían como objetivo disuadir a los rusos de lanzar una invasión en Ucrania.

Sin embargo, los esfuerzos por detener la invasión mediante estas sanciones fueron en vano. El presidente Putin anunció, en la madrugada del jueves, que lanzaría una “misión militar especial” en Ucrania para “defender” a los territorios separatistas prorrusos.

Las medidas iniciales, que fueron anunciadas en primer término por Estados Unidos y luego replicadas por países como Reino Unido, Francia y la comunidad de países que conforman la Unión Europea, tenían como objetivo algunos bancos rusos y a familias de la élite de este país.

Durante el anuncio de las sanciones, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que estas “van más allá de las acciones que nosotros y nuestros aliados tomamos en 2014″, haciendo referencia a las sanciones impuestas al Gobierno ruso durante la crisis de Crimea.

Así mismo, afirmó que estas sanciones son solo una de las primeras medidas a tomar en contra de Rusia y que el país está preparado para continuar con las sanciones si la agresión rusa no se detiene.

De una opinión similar fueron los homólogos occidentales de Biden, quienes también afirmaron tener más sanciones preparadas en contra de Rusia.

¿Qué tanto afectan estas sanciones a Rusia?

Por ahora, las sanciones anunciadas tenían como objetivo pequeños bancos rusos, por lo que los grandes sistemas bancarios, que están insertados en el sistema financiero mundial, no se vieron afectados por las sanciones impuestas, y en este mismo sentido la economía rusa todavía no ha sido fuertemente afectada.

A pesar del anuncio de Biden de que estas sanciones iban más allá de 2014, los mecanismos impuestos como castigo a Rusia son todavía pequeños comparados con los de la crisis de Crimea.

Así mismo, las sanciones impuestas en 2014 fueron un gran aprendizaje para los bancos rusos, que se han aislado de los mercados occidentales y han aprendido a trabajar en medio de las sanciones económicas.

En el actual escenario, Rusia incluso podría beneficiarse del gran aumento en los precios del crudo, además de tener un gran soporte financiero en las reservas de de divisas, las cuáles están estimadas en 635.000 millones de dólares.

¿Qué sanciones se pueden esperar ahora?

Por su parte, la Unión Europea (UE) planea imponer más sanciones al sistema financiero de Rusia. Sin embargo, la situación geopolítica de la Unión la obliga a ser moderada en la imposición de las denuncias. La UE depende en buena manera de Rusia en términos energéticos, por lo que la prudencia y la imposición escalada de sanciones es fundamental.

Washington, por su parte, dice haber preparado una serie de medidas que incluyen la prohibición a las instituciones financieras estadounidenses de procesar transacciones de los principales bancos rusos. Esta medida si podría generar un daño progresivo en la economía de Rusia, dejándola más aislada del comercio mundial.

La medida más fuerte, y la más temida por los financieros rusos, es la de prohibir a Rusia el acceso al sistema de pagos mundial Swift. Este sistema de pagos agrupa a la gran mayoría de bancos del mundo y permite a estos acceder a sistemas de pago rápidos y efectivos a nivel mundial.

La cancelación de las posibilidades de pago mediante este sistema dejaría a los bancos rusos completamente desconectados del mercado mundial.

Sin embargo, esta medida también podría tener graves consecuencias en la economía europea y no solo en la de Rusia. Gran parte de los prestamistas europeos tienen negocios con bancos rusos, por lo que la cancelación del sistema les impediría realizar transacciones para cobrar los dineros prestados.

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