Con gran preocupación, María Rubio leyó por segunda vez el extracto de su ahorro de cesantías, con el que está acumulando dinero para pagar la universidad de su hijo. Tuvo que leer más de una vez para tratar de entender por qué, en vez de los 43 millones de pesos con los que contaba al cierre de abril, ahora solo tenía 40 millones. ¿A dónde se fueron 3 millones de pesos si ella no había hecho retiros?

Algo similar les ocurre a Alberto Delgado, quien vio desaparecer de su ahorro obligatorio para pensiones 1.150.000 pesos entre el segundo y el tercer trimestre de este año, y a Ana Guzmán, a quien se le esfumaron 330.970 pesos en un año en su ahorro voluntario para pensiones.

¿Por qué el dinero se está perdiendo si se supone que está en manos de expertos financistas? La respuesta es sencilla, aunque no necesariamente tranquilizadora. La culpa es de los mercados financieros, que es donde Porvenir, Protección, Skandia y Colfondos –los cuatro fondos privados que operan en el país– invierten el dinero que mensualmente aportan sus afiliados a pensiones y cesantías. Principalmente, esos aportes se destinan a la compra de títulos de deuda y de acciones, dos activos que han estado muy afectados por la coyuntura económica global e interna. Específicamente, lo que está golpeando los mercados es la incertidumbre generada por factores como la alta inflación (en octubre quedó en 12,22 por ciento anual), las crecientes tasas de interés (las del Banco de la República van en 11 por ciento), la expectativa de una recesión en las grandes economías y el conflicto entre Rusia y Ucrania. Todos estos elementos se están comportando en una especie de círculo vicioso en el que uno alimenta al otro y sucesivamente van empeorando la situación.

El resultado es que al cierre de septiembre (dato más actualizado) el ahorro total acumulado en fondos de pensiones quedó en 328 billones de pesos, 12 billones menos que lo que había un año atrás. Una cifra enorme que equivale casi a una reforma tributaria o con la que se podría haber tapado el millonario hueco que se produjo en las finanzas públicas por financiar la gasolina.

Esos 12 billones de pesos se esfumaron como resultado de una caída este año de 20 por ciento en promedio en los precios de las acciones globales y de 9,41 por ciento en las colombianas. Asimismo, por el derrumbe en el valor de los títulos de deuda, los cuales se han desvalorizado por la decisión de la mayoría de los bancos centrales de subir sus tasas de interés.

Si bien las acciones locales e internacionales son un componente importante del ahorro pensional, lo que más golpea a los cotizantes es la caída de los títulos de deuda, que es en donde está la mayoría del ahorro. Los fondos de pensiones se inclinan bastante por estos activos porque vencen en el largo plazo, lo que se ajusta a su necesidad de asegurar recursos para cuando sus afiliados se pensionen, pero, sobre todo, porque esos títulos se consideran la inversión menos riesgosa.

No obstante, esa preferencia por los títulos de deuda y, en particular, por los llamados TES que emite el Gobierno de Colombia, hoy les está saliendo caro a los afiliados a los fondos de pensiones y, en especial, a los que están a punto de jubilarse por este sistema de ahorro individual.

Los prepensionados

Los precios de los TES han estado afectados por factores externos, así como por problemas internos derivados de una percepción de ser un país más riesgoso en términos de su disciplina fiscal. El resultado es que, en promedio, en el último año las tasas de interés de los TES han subido 568 puntos básicos y hoy están en 13,28 por ciento, un nivel no visto hace muchos años.

Vale la pena recordar que los fondos de pensiones se dividen en tres grupos: el de mayor riesgo (que tiene más acciones y menos TES), destinado a los más jóvenes con la expectativa de que en un periodo largo puedan beneficiarse de las alzas y compensar las bajas –hoy es el que menos pierde–. El fondo moderado, que tiene repartidas equitativamente sus inversiones en acciones y en deuda pública, y el fondo conservador, que es para las personas que están más cercanas a la pensión y allí 80 por ciento del ahorro está en TES. Por eso son hoy los que se llevan la peor parte.

A diferencia de los jóvenes que tienen tiempo para recuperar las pérdidas, los prepensionados ya están cercanos a que les calculen su mesada, pero el problema es que su ahorro ha caído y, por ende, su mesada puede ser menor.

Daniel Wills, vicepresidente técnico y de estudios económicos de Asofondos, el gremio de los fondos de pensiones, dice que, si bien ese es un problema, lo primero que se debe tener presente es que no afecta a más de la mitad de los pensionados de los fondos, quienes se jubilan con un salario mínimo y, en ese caso, no deben asustarse al ver el saldo caer, pues están cubiertos por la solidaridad del sistema y no van a recibir una mesada inferior al mínimo. “Para los que van a pensionarse por un valor superior, su saldo sí está golpeado, pero lo que deben tener en cuenta es que cuando se hace el cálculo actuarial para definir su mesada no solo se mira cuánto es su saldo, sino qué tanto se puede valorizar ese ahorro y la expectativa es que los precios van a volver a subir y que la oportunidad actual es aprovechar para comprar barato”, dice Wills.

Daniel Wills, vicepresidente técnico de Asofondos

El ahorro de los que ya están pensionados por los fondos privados se administra en el fondo de retiro programado, el cual hasta septiembre también presentaba rendimientos negativos (ver tabla). Por ahora, las víctimas de la destorcida de los mercados son los prejubilados y los 274.331 jubilados de los fondos privados, pues ellos están en etapa de descapitalización y les toca absorber las pérdidas.

Otro es el caso de María Rubio, Alberto Delgado y Ana Guzmán. Ellos no tendrían necesidad de perder si no sacan su dinero y esperan a que los mercados se recuperen. De hecho, al cierre de la semana pasada se conoció que la inflación empezó a ceder en Estados Unidos y eso impulsó los mercados, dado que creen que ya no sería necesario seguir subiendo las tasas de interés.

“Los afiliados no deben preocuparse porque este es un ahorro de largo plazo, lo peor es salir a vender como loco. Es mejor esperar la recuperación”, insiste Wills y aunque admite que es difícil dar una fecha de cuándo empezará la corrección de los mercados, sí cree que se dará cuando la inflación empiece a ceder y vuelva a su meta, así solo baje en Estados Unidos, “también es buena noticia”.

El asesor financiero Andrés Moreno señala que la desvalorización de los fondos de pensiones no es un tema de Colombia, ni solo de esta figura, pues en general han caído todos los fondos de inversión. Por eso su recomendación es tener paciencia y “entender que estamos ante un fenómeno coyuntural y no estructural. La coyuntura de la guerra en Rusia y Ucrania o de la alta inflación no ayudan, pero es peor el problema en Argentina o Venezuela, donde la crisis es estructural”, aclara.

Andrés Moreno, asesor financiero y especialista en acciones

En su concepto, la situación actual puede ser positiva para los ahorradores porque los fondos de pensiones hoy están comprando activos baratos que se van a valorizar en el futuro, dado que la economía se mueve por ciclos.

Si bien es claro que quienes cotizan en pensiones obligatorias no pueden tocar ese dinero sino hasta que se jubilen, quienes ahorrar en pensiones voluntarias o tienen guardadas cesantías sí tienen opciones para sacar su dinero y es a ellos a quienes se les recomienda paciencia. “Hay que pensar en el largo plazo, esperar y entender que es una desvalorización temporal”, insiste Moreno.

Ojalá estos llamados a la calma le sirvan a María Rubio, Alberto Delgado y Ana Guzmán, pues es claro que no hay nada que desincentive más el ahorro que este, en lugar de crecer, se reduzca. Ojalá la corrección llegue pronto.