En el artículo 'El Conejo'(edición #899) se transcribe una afirmación mía que supongo no es textual, según la cual "la gente que está en el Ministerio de Agricultura no sabe nada de políticas agropecuarias. El Plante, por ejemplo, está desaparecido, está en manos de una cuota costeña". El propósito de esta nota no es el rectificar tal afirmación que por otra parte me parece insustancial. Pero si hubiese sabido que dos entrevistas telefónicas sólo servirían para entresacar una frase con qué ilustrar una opinión de la revista me hubiera ahorrado el esfuerzo de poner en contexto mis apreciaciones sobre la política agrícola del actual gobierno. Que la política sectorial está desde hace años al garete es de notorio conocimiento, que el programa Plante se eclipsó y que por ahora el Plan Colombia no existe, son también asuntos de dominio público. Sin embargo el conejo no está principalmente en los nombramientos de los funcionarios, sino en el cambio de prioridades del gobierno respecto de las áreas y los contenidos de las políticas. Por lo que hace al sector agropecuario, me pareció haber dejado claro en la entrevista que los precarios resultados de política tienen como principal causa la debilidad institucional del Ministerio, que cualquier otro ministro con la actual estructura del actual Ministerio, hubiera producido básicamente los mismos resultados (quizá con un leve mejoramiento de la retórica), que las dificultades para diseñar políticas se deben en parte al debilitamiento y obsolescencia de la capacidad técnica con que cuenta el país en materias agrarias (lo que incluye por supuesto al Ministerio) y finalmente que con la escandalosa reducción del presupuesto del sector, no son de extrañar los resultados precarios que se exhiben, con algunas excepciones imaginativas como los esfuerzos del Incora para hacer algo con lo poco que le dejaron. Jesús Antonio Bejarano Bogotá