El tratado, aprobado el mes pasado por el Senado, disminuye las barreras comerciales entre Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y la República Dominicana. Durante el debate en la cámara, los republicanos atrasaron la votación hasta obtener los votos que les faltaban, finalmente ganando con 217 a favor y 215 en contra. Los esfuerzos de última hora, para convencer a republicanos recelosos de apoyar el tratado, terminaron involucrando al vicepresidente Dick Cheney y a la secretaria de Estado Condoleezza Rice. El acuerdo, que ahora debe ser formalizado por el presidente George W. Bush, enfrentó dura oposición de los sectores textileros y azucareros de Estados Unidos, quienes temen la competencia de productos más baratos. Los demócratas opuestos al tratado sostuvieron que el mismo favorece la explotación de los trabajadores en los países suscritos. La mayoría de los congresistas demócratas votó en contra del tratado, pero 15 rompieron con la orientación del partido y sus votos terminaron siendo fundamentales para la victoria republicana. Los defensores del CAFTA sostienen que el tratado abrirá el mercado centroamericano para productos de Estados Unidos, que actualmente paga tarifas para comercializar en la región.Para muchos analistas, la aprobación del CAFTA era uno de los requisitos para que avancen las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y los países andinos.