Para los franceses la noticia tuvo el impacto de un golpe de estado. ¿Un italiano a la cabeza de Dior? Nada podía ser más desastroso para el tradicional chauvinismo galo. La reacción de las grandes figuras de la alta costura francesa, ante el sorpresivo nombramiento de Gianfranco Ferré como diseñador de Christian Dior, no se hizo esperar. "Se acabó Dior. Es un momento triste para la creación francesa", afirmó el principal competidor de Dior en el mundo, Pierre Bergé, de Yves Saint Laurent. Por su parte Lacroix señaló: "Dior es el emblema del buen gusto francés, entonces ¿por qué un extranjero?". Y Karl Lagerfeld pareció olvidar que fue el primer diseñador independiente en tomar en sus manos el destino de una firma como Chanel cuando inquirió: "¿Será Ferré capaz de diferenciar el estilo de su propia marca del de Dior?‘".Hace unas semanas el diseñador milanés tuvo oportunidad de demostrar por qué fue llamado por la venerable casa Dior para remplazar a su también venerable diseñador por más de treinta años, Marc Bohan. Y lo demostró con creces al presentar la primera colección bajo su nombre. Aunque hay quienes señalan que sus creaciones están bajo el signo de la stravaganza, el consenso general fue que Ferré se lució ante el escéptico, sentido y exigente público francés. "El italiano", como se le llama en París, obtuvo el máximo trofeo en el exclusivo mundo de la alta costura: el Dedal de Oro.Pero si los cimientos de la famosa casa de modas se sacudieron ante la presencia de un italiano a la cabeza de sus creaciones, y el furor del escándalo aún no cede, a los ojos de muchos observadores de moda internacional se trata de un cambio oportuno y renovador. Para nadie es un secreto que bajo el prolongado reinado de Bohan, de 62 años, Dior se había es tancado en el diseño clásico que, si bien representa menos riesgos a la hora de vender, a la larga acabó con el dinamismo de un estilo que en otras épocas era reconocible "al ojo".En eso debió pensar el financista francés Bernard Arnault - quien compró a Dior en 1984 - cuando de cidió firmar un contrato por dos millones de dólares anuales, durante cinco años, con Gianfranco Ferré, el mejor diseñador italiano del momento. Este arquitecto de 45 años, quien es un enamorado del lujo y para quien la palabra simplicidad no existe, se considera a sí mismo como un "heredero de la técnica de Balenciaga y de la fantasía de Cocó Chanel", está dispuesto a cambiar el vocabularia de la moda en Francia.En sus manos está el futuro de la firma de modas de mayor peso en el mundo. Sientras otras grandes casas de alta costura francesa, como Chanel e Yves Saint Laurent, se lanzaron hace unos años al renitable campo del prét - a - porter femenino, Dior incursionó en la moda masculina. Actualmente sus diseños son fabricados por más de 200 concesionarios en el mundo, entre ellos Colombia. La firma Dior obtiene un porcentaje de las utilidades sobre los productos fabricados con su etiqueta. Se calcula que el año pasado las ventas en todo el mundo sumaron los 1.100 millones de dólares.Aunque Ferré es un alumno aventajadó de la escuela francesa, lo que los franceses no le perdonan es que al asumir la tarea de ser el creador de Dior no haya trasladado su taller al "templo" de la alta costura en la tradicional avenida Montaigne de París, sino que continúe trabajando en su sede de la Via della Spiga,en Milán, donde además sigue creando, bajo su propio nombre, prendas que vende en los 90 almacenes que posee en Europa y Norteamérica. Hay quienes aseguran que tan pronto como Ferré llegó a un acuerda con Dior, firmó un contrato con un grupo japonés para exportar desde Italia 250 mil jeans por año con su etiqueta. Los franceses se preguntan: ¿quién sirve a quién? ¿El talento de Ferré a Dior o la imagen de Dior a Ferré...? Lo cierto es que si la escuela de moda francesa es la mejor del mundo, también es cierto que actualmente atraviesa por un periodo de cambio. Y el milanés no es, ni mucho menos, el primer italiano en París. En ese estrecho círculo de la moda francesa también están Gianni Versace y Algelo Tarlazzi, quien ha sido designado heredero de Guy Lároche. Los grandes couturiers, como Pierre Cardin, Givenchy, Féraud y Ted Lapidus están todos por encima de los 60 años y los italianos, excelentes estrategas, están dispuestos a inyectarle sangre joven a la moda francesa.