El presidente Juan Manuel Santos confirmó, sin precisar, que existen zonas del país en las cuales definitivamente es mejor “no volver a habitar”. Hacer nuevas ciudades será una realidad y en este sentido el Gobierno analiza ejemplos de reconstrucción en Indonesia tras el tsunami en 2004.   "Hay un proyecto bien importante de los chinos, que están interesados en Sucre en crear una ciudad entera, para atraer inversión", dijo el Presidente.   El éxodo es constante y deja pueblos fantasma, algunos con mínimas posibilidades de volver a ser habitados. Además de Gramalote (Norte de Santander), los municipios de Campo de la Cruz y Santa Lucía (Atlántico) y Soplaviento (Bolívar) están prácticamente desolados.   Misma suerte viven los corregimientos de Bohórquez, en Campo de la Cruz, y La Peña y Agua de Pablo, en Sabanalarga (Atlántico), que también están bajo el agua y desolados. Otros municipios como Manatí, Candelaria y Repelón, también al sur de Atlántico, tienen la mayor parte de sus viviendas anegadas. Allí aún queda población que ha dado refugio a los damnificados en sus casas. Atlántico La mitad del departamento está inundado por cuenta del rompimiento del Canal del Dique. El número de damnificados no deja de crecer: 130 mil sólo en los cinco municipios anegados, cuyos habitantes se refugian en 104 albergues dispuestos en el departamento, muchos acondicionados en la ciudad de Barranquilla. La inundación más grave de la historia en Atlántico deja 40 mil hectáreas bajo el agua. Y la situación es tan crítica que ya hay voces que creen que la única solución es la reubicación de estos pueblos. Campo de la Cruz: Sus 22 mil habitantes ya no viven en el municipio: algunos se alojan en los refugios de Barranquilla, Baranoa y Sabanalarga mientras que otros optaron por vivir en las casas de municipios vecinos. El nivel del agua se mantiene en los dos metros y alcanza el techo de las viviendas. En el municipio sólo quedan cien habitantes que vigilan lo que quedó del pueblo y recorren en lanchas lo que antes eran calles. Bohórquez: Corregimiento localizado a diez minutos de Campo de la Cruz. También quedó desolado. Algunos habitantes amarraron las pertenencias a los techos de sus casas y las resguardan día y noche. Quienes se niegan a salir han improvisado cambuches en las orillas de la carretera. Santa Lucía: Es el segundo pueblo “borrado” por el agua del río Magdalena, tras la ruptura del Canal del Dique el 30 de noviembre pasado. A pesar de la orden de evacuación, una pequeña parte de la población se niega a abandonar el lugar y, al igual que en Campo de la Cruz, recorre la zona en canoas en busca de algo que les ayude a subsistir mientras siguen con la esperanza de que la inundación baje el nivel. Manatí: La plaza central y el polideportivo, entre otras zonas altas, se convirtieron en los refugios de los habitantes de este municipio. El mayor impacto se vive en la parte baja del pueblo, donde las viviendas fueron cubiertas por el agua mientras sus habitantes permanecen refugiados en los hogares de la población que se salvan de la inundación. Los habitantes se quejan de la demora en las ayudas y manifiestan su preocupación por los problemas de salud que ya comienzan a presentarse entre la población como enfermedades respiratorias y de la piel. Candelaria y Repelón: Si bien las inundaciones no afectan a todas las viviendas de estas poblaciones, prácticamente la mitad de sus habitantes está damnificada y hoy se aloja en las casas de la otra mitad del pueblo. Las inundaciones en Repelón se deben al rebose del agua del embalse del Guájaro, que recibe el agua del Canal del Dique. En esta población, los habitantes intentan bloquear la creciente con sacos de arena que la administración les ha suministrado. Allí los corregimientos de Rotinet y Villa Rosa son los más afectados. Sabanalarga: Se localiza en la mitad del departamento y las aguas del embalse del Guájaron también llegaron hasta los corregimientos de La Peña y Agua de Pablo que están bajo el agua y hoy también son pueblos fantasma. Bolívar Soplaviento: este municipio recibió la semana pasada la orden de evacuación inmediata, luego de que las aguas del Canal del Dique arrasaran e inundaran toda la población. En este lugar, la Gobernación de Bolívar puso en marcha el Plan Éxodo. La evacuación de los habitantes de este municipio se hizo mediante lanchas rápidas de la Armada Nacional. San Estanislado, en el norte de Bolívar, se convirtió en la ciudad satélite a donde llegan los damnificados de Soplaviento, que quedó desolado, así como de San Cristóbal y algunos afectados del departamento del Atlántico. Norte de Santander Gramalote: La falla geológica, que se agudizó por las continuas lluvias, obligó desde el viernes de la semana pasada a evacuar toda la cabecera municipal de Gramalote. Un deslizamiento de tierra se ‘come’ poco a poco el pueblo. Las calles están resquebrajadas, las casas se derrumban una tras otra y la orden del Gobierno es que “nadie puede vivir en Gramalote”. El éxodo ha sido doloroso. Sus seis mil habitantes claman por una pronta solución a su situación que los dejó sin viviendas, vecinos y amigos. El desastre acabó con este pueblo con 150 años de historia.   Córdoba Los niveles de los ríos San Jorge y Sinú inundan el 85 por ciento del departamento. De los 167.237 afectados, la peor parte la llevaron los habitantes del corregimiento Las Palomas, en Montería, y el La Esmeralda, una cacerío de Cereté. Se estima que en cada uno, cien familias tuvieron que evacuar ante la constante amenaza de las aguas de los ríos que alcanzan los caudales más altos de su historia.