El 15 de enero de 2009, el vuelo 1549 de US Airways se encontró con una emergencia dramática. Varias aves de una bandada fueron ingeridas por sus dos turbinas justo después del despegue y perdieron toda la potencia. Sin tiempo de regresar al aeropuerto de Nueva York, y con el riesgo de estrellarse sobre la ciudad, el capitán Chesley Sullenberger decidió hacer una maniobra extremadamente difícil: acuatizó en el río Hudson. Los 154 pasajeros y la tripulación salieron con vida y el piloto se convirtió en un héroe nacional. El alcalde de Nueva York le entregó las llaves de la Gran Manzana e incluso George W. Bush y Barack Obama lo llamaron para felicitarlo. Hoy Sullenberger continúa llevando pasajeros sanos y salvos a su destino y hace parte de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de los Estados Unidos.