Como todo el mundo, lamento la salida de ese gran ministro que fue Rodrigo Lloreda, y que el gobierno ya no cuente con sus luces en los difíciles días que le esperan al proceso de paz. Pero creo, a riesgo de quedar colocada en contra de lo que sugieren los resultados de todas las encuestas de opinión, que los episodios provocados por la renuncia del Ministro constituyeron un round que ganó de principio a fin el Presidente de la República. Esa es la conclusión no obvia de los acontecimientos. Porque el facilismo tiene a gran parte del país pensando todo lo contrario: que Andrés Pastrana metió la pata, que quedó en evidencia su falta de liderazgo, que estuvimos ad portas de un golpe de Estado, que la pelea de Lloreda era con Víctor G., que el gobierno carece de capacidad de coordinación, que los hechos fortalecen la posición negociadora de las Farc pues ahora el enfrentamiento es entre un Estado dividido y una guerrilla unida, y que el ministro Rodrigo Lloreda se fue porque el Presidente no le pasó al teléfono. Comencemos por desbaratar esta última afirmación: el Presidente no le pasó al teléfono a Rodrigo Lloreda para que éste entendiera que tenía que renunciar. Y tenía que renunciar, porque los desacuerdos expresados públicamente por el Ministro de Defensa, cuando precisamente Colombia era anfitriona de varios presidentes latinoamericanos, habían pasado la raya que separa un simple desacuerdo conceptual dentro del gobierno, que los hay todos los días, de un auténtico acto de insubordinación contra la conducción del proceso de paz por parte del Presidente de la República.Lo que de allí en adelante se desencadenó y la forma como el Presidente manejó los hechos desbaratan las demás afirmaciones enumeradas. En últimas, quedó demostrado que Andrés Pastrana, frente a la peor crisis que ha tenido que enfrentar desde su posesión, que arrancó con la renuncia de cuatro generales y que en pocos minutos se convirtió en la de casi 120 altos oficiales, supo mandar y restablecer el orden, en el breve lapso de tres horas, alrededor de su decisión inquebrantable de continuar buscando la forma de hacer la paz con la subversión. No se tiene Presidente para que las crisis no ocurran _porque a veces ellas son inevitables_, sino para que sepa resolverlas.¿Que los hechos evidenciaron la división del Estado? Todo lo contrario: provocar la salida de un ministro que se rebela contra una decisión presidencial es la forma, precisamente, de evitar que se produzca una división del Estado. Porque lo que diplomáticamente en todo momento se llamó "un enfrentamiento entre el ministro Lloreda y el alto comisionado Ricardo" fue más bien un desafío a las políticas de Pastrana, que éste demostró que estaba dispuesto a defender hasta el fin, sin admitir escisiones en el seno de su equipo de inmediatos colaboradores.Prueba de tan claro argumento es que a Pastrana no le tembló la mano a la hora de sacrificar a Rodrigo Lloreda, que no es ningún Parmenio Cuéllar. Por el contrario, se trata de un hombre de quilates, de un ex candidato presidencial y de un ex canciller, de un Ministro de Defensa que venía recogiendo los comentarios de mayor admiración por parte de la sociedad, y de un hombre de gran jerarquía dentro del conservatismo, el partido del propio Presidente. Para sacrificar a un hombre tan costoso se necesita a un Presidente en pleno uso de su liderazgo.¿Que quedó en evidencia que el Presidente no sabe bien hacia dónde va en materia de paz? Todo lo contrario. Tan lo sabe, que reaccionó rápidamente cuando uno de sus ministros se le salió del libreto al atreverse a cuestionar la dirección del proceso.¿Que estuvimos ad portas de un golpe de Estado? Nunca hemos estado más lejos. Unos generales que renuncian son lo menos parecido posible a unos generales golpistas. Que además, aprovecharon el episodio para reiterar su vocación democrática, para reconfirmar su apoyo al proceso de paz y para pedirle al Presidente de la República que en el futuro cuente más con ellos y los tenga más cerca que en el pasado, cosa que Pastrana no deberá dudar en hacer.¿Que ha quedado debilitada la posición del gobierno frente a las Farc? Por el contrario. La demostración de carácter del Presidente de la República, a la hora de imponer sus decisiones en materia del proceso de paz, debe indicarles a las Farc cuál es el patrón de seriedad con que el gobierno viene actuando; aumentarles la confianza en la decisión y en la capacidad del hombre que lo está conduciendo, y quizá mostrarles un ejemplo de la forma como el alto mando de las Farc deberá también actuar a la hora en la que se produzcan desacuerdos de fondo y actos de insurrección en el seno de sus propias fuerzas. Puede, para referirnos a las críticas que más frecuentemente se le hacen, que Andrés Pastrana no pase al teléfono. Puede que sea muy joven. Puede que viaje mucho. Puede que sea arrogante y vanidoso. Pero su comportamiento frente a los hechos de la semana pasada ha demostrado que Pastrana está resultando mejor Presidente que candidato. nEn últimas, quedó demostrado que Andrés Pastrana, frente a la peor crisis de su gobierno, supo mandar y restablecer el orden en tres horas