JEFFREY SACHS UN HOMBRE de 36 años, con cara de niño genio, a quien su tren de trabajo rara vez le permite pasar más de tres días seguidos en su casa, es el economista de moda en los países de la cortina de hierro, que están tratando de realizar el duro tránsito del comunismo -o de economías altamente intervenidas por el Estado- a puras y simples economías de mercado. La tarea de Sachs en ese mundo es que