HACE UNOS 30 años Phill Collins oficiaba como baterista, vocalista y compositor de Genesis, la banda que de la mano de él y de ese otro monstruo del rock, Peter Gabriel, enloqueció de ánimo a toda una generación. En ese momento Collins ya se perfilaba como una de las grandes figuras de la música rock. Tanto que desde entonces en Genesis y sin Gabriel, y posteriormente en solitario, sus canciones le han dado la vuelta al mundo y lo han convertido en uno de los más insignes representantes de un ritmo que la juventud no se cansa de vitorear.Su más reciente proyecto no es la excepción y desde ya promete ser un éxito en el mercado. Se trata de la banda sonora de la película Tarzán, cuyo estreno mundial se llevó a cabo el pasado viernes 18 de junio. Aunque en apariencia se trataba de un trabajo más dentro de su larga trayectoria, Collins nunca imaginó que le exigiría tantos sacrificios. No en vano el cantante decidió tomarse unos meses de descanso: "No tenía vacaciones desde 1 970y ya es justo que me dedique al ocio", dijo Collins a SEMANA hace pocos días, cuando el corresponsal lo sorprendió en su habitación del Hotel Essex de Nueva York durante la campaña de expectativa de la cinta.La tarea en la que se vio involucrado copó buena parte de su creación musical durante cuatro anos seguidos, desde cuando los directores de la película, Kevin Lima y Chris Buck, le propusieron que participara en la concepción de la banda sonora de Tarzán, un viejo proyecto que la Disney quería revivir cuanto antes. "En materia musical Disney tiene una reputación que me llenó de ansiedad desde el comienzo". Su principal dificultad fue la compaginación entre lo que quería componer y la animación de los personajes. "Cuando escribo solo la estructura es simple.Sin embargo con las canciones de Tarzan yo me sometí a una area más dramática de la que normalmente exploraria. Terminé escribiendo el tipo de canciones que yo nunca habría escrito. En este sentido. afirma creo que creci como escritor". Y como intérprete. Para la distribución internacional de la cinta Disney pidió a Collins que no sólo cantara versiones en inglés sino también en español, francés, alemán e italiano. "Esa fue una dificultad adicional. Cada vez que terminábamos una canción alguien me decía 'perfecto, sólo que pronunciaste mal tal palabra', y tocaba volver a comenzar. Y así durante horas interminables".Sin embargo, más allá de las canciones, es la música la que sobresale como pieza magistral de su nutrida antología. Su trepidante ritmo, basado en toda clase de efectos de percusión, son determinantes en el desarrollo de la película. "Mi creatividad estaba tan disparada que en la grabacion utilizamos sartenes y ollas y yo andaba por el estudio golpeando cosas con las manos y con mis baquetas sólo para producir un sonido en particular que le diera fuerza a la partitura. Fue una verdadera aventura", cuenta Collins. Una aventura que lo dejó extenuado al punto de responder con satisfacción a la última pregunta: ¿Cuál es su próximo proyecto? "Por ahora quiero distrutar de no hacer absolutamente nada".