QUIZAS ESTE es el único deporte que puede darse el lujo de tener al mismo tiempo en la cima a un grupo numeroso de deportistas que buscan ser no sólo superestrellas sino verdaderos campeones. Dentro del golf existen tantos y tan buenos jugadores que ocasionalmente es el menos bueno el que sobresale. Sin embargo, hoy dentro de esta comunidad deportiva existe alguien que es reconocido, aun por sus rivales más encumbrados, como un fenómeno: Nicke Prive. Este surafricano de 37 años reúne las cualidades que hicieron famosos a los más recordados zolfistas de los últimos años. Tiene el estilo de juego y la calidad humana de Arnold Palmer; posee el sentido de responsabilidad hacia el juego de Jack Nicklaus; trata siempre de buscar la perfección y pureza de sus movimientos al estilo de Tom Watson; administra, al igual que Curtis Strange, un muy sutil sentido del humor y trata siempre, como Severiano Ballesteros, de hacer el juego más internacional. Fue precisamente su manera ejemplar de ser, lo que hizo que desde hace varios años Nicke Price fuera catalogado como uno de los mejores. Pero sólo hasta finales del año pasado, Price logró un reconocimiento aún mayor que el de ser el número uno: ser considerado como uno de los pocos deportistas dignos de entrar al hall histórico de la fama. El factor que determinó que Price lograra lo que muy pocos han conseguido en este deporte, se originó en septiembre durante la Primera Copa del Presidente en Virginia, Estados Unidos. Price llegó al evento después de haber ganado tres de los cuatro torneos en los que había participado, pero durante la copa el surafricano sufrió una grave enfermedad estomacal que lo obligaba a retirarse. Sin embargo, decidió levantarse de su lecho de enfermo y terminar el evento, porque según él "los jugadores de golf deben hacer cualquier cosa para no deteriorar un juego". Price terminó 1994 con esa muestra de profesionalismo, y empezó este año demostrando que tiene con qué ser el número uno durante mucho tiempo. Ganó uno de los torneos del Tour y al lado del equipo de su país derrotó a los golfistas australianos en una especie de Rider Cup. Sin embargo, para mantenerse en la cima tendrá que enfrentar a muy duros rivales como Greg Norman o Nick Faldo, quienes vienen decididos a quitarle la supremacía, no sólo a Price sino a Suráfrica, que desde el año pasado le ha dejado ver muy pocas a los norteamericanos. Desde ya en los campos de golf de todo el mundo se está diciendo en voz alta algo que hace varios años sólo se escuchaba como un simple murmullo: que Nicke Price es el más digno sucesor del imperio de Nicklaus, y que quienes lo postularon para entrar a formar parte del hall histórico de la fama no se equivocaron con él, porque sin duda tiene todo para ser el mejor de los buenos muchachos del golf.