La semana pasada el mundo occidental se mantuvo pendiente de la visita que realizó el Papa Juan Pablo II a Cuba, invitado por el presidente Fidel Castro. Nunca se había visto en la isla un despliegue periodístico mayor de parte de los medios norteamericanos, pero a pesar de la trascendencia del evento, desde el miércoles el foco noticioso se trasladó a Washington por los problemas del presidente Bill Clinton.