Miércoles 3, 12:15 horas. El Papa Juan Pablo II fue protagonista absoluto de la fiesta del trabajo en Italia, que reunió en Tor Vergata, en las afueras de Roma, a una multitud de 600.000 personas a lo largo de la jornada. Por primera vez, en lugar de los discursos de los líderes sindicales, fue el Papa, con una homilía de fuerte contenido social, el que dominó el escenario. En su intervención, Juan Pablo II aprovechó su homilía para reclamar también que sean remediadas "las situaciones de injusticia, salvaguardando la cultura propia de cada pueblo y los diferentes modelos de desarrollo", en clara alusión a los riesgos de la globalización que ha transformado la economía mundial. "El trabajo", dijo el Pontífice, "además de ser una estructura que sostiene a la sociedad", es "un terreno en el que se verifica la elección de valores y de civilización". Al despedirse, el Papa volvió a pedirla cancelación de la deuda de los países pobres.