No hay nada que hacer. Todo confirma una vez más que en el campo del derecho internacional, ninguna ley está tan de moda como la ley del Talión. Al menos eso es lo que se desprende de los eventos de la semana pasada en el Golfo Pérsico, cuando unidades de la marina norteamericana bombardearon dos plataformas de petróleo iraníes, dejando un saldo de 15 personas muertas y 29 heridas, en medio de lo que constituye --hasta ahora- el enfrentamiento directo más grande entre los Estados Unidos e Irán. En esta oportunidad, las cosas comenzaron como de costumbre. El jueves 12 de abril la fragata norteamericana golpeó una mina "fabricada y colocada por Irán", según palabras del Pentágono, la cual explotó y dejó un saldo de 12 marineros heridos. Tal como había sucedido en octubre pasado en una ocasión similar, Washington aprobó una operación de represalia contra Teherán con el objeto de "darle una lección".Las cosas, sin embargo, se complicaron cuando los iraníes decidieron contestar el golpe. La respuesta de Teherán hizo que la zona fuera durante algunos minutos el escenario de una verdadera batalla naval. Hubo un nutrido intercambio de artillería con misiles disparados por ambos bandos.Una vez despejado el humo, quedó en evidencia que los iraníes llevaron la peor parte. Aparte de las 44 bajas y las dos plataformas petroleras, fuentes en la zona sostienen que seis embarcaciones del país islámico fueron alcanzadas: cuatro navíos rápidos y dos de sus cuatro fragatas de fabricación inglesa. Se llegó a afirmar inclusive que una de ellas -la Sahand- habría sido hundida por un misil guiado por un novedoso sistema de rayos láser.En opinión de los observadores, las pérdidas habrían limitado la capacidad ofensiva de la ya pobre armada iraní, al tiempo que dejaron establecida la amplia superioridad de las fuerzas norteamericanas. Con excepción de un helicóptero desaparecido en combate, Washington no reportó ninguna baja adicional.El descalabro de Irán es aún más serio si se tiene en cuenta la derrota sufrida por su ejército en la misma fecha. A unos 600 kilómetros al noroeste del sitio de las escaramuzas navales, el ejército iraquí reconquistó el puerto de Fao, ocupado por los guardias de la revolución iraní en febrero de 1986 y considerado como "estratégico" por los conocedores. La ofensiva iraquí fue calificada como la más importante después del comienzo de las hostilidades entre los dos países en septiembre de 1980. De manera sorpresiva, varios miles de soldados miembros de la guardia presidencial del presidente iraquí Sadam Hussein lanzaron la "operación Ramadán" una ofensiva bautizada en honor del mes musulmán en el cual se imponen la oración y el ayuno.Aunque el éxito del ejército iraquí no fue suficiente para darle la vuelta al conflicto (Irán todavía controla grandes porciones de territorio enemigo), sí indica que la fortuna de Teherán no es la mejor. Al cabo de casi ocho años de guerra y de un desangre continuo, el ejército islámico no ha podido poner en aprietos serios al gobierno del "odiado" Sadam Hussein. No obstante, eso no quiere decir que la situación en el Golfo Pérsico vaya a cambiar. En el caso de la guerra, la exitosa ofensiva de Bagdad sólo permite suponer que los combates continuarán sin que ningún bando pueda vencer al otro. Igualmente, es muy probable que los encontronazos ocasionales entre Washington y Teherán continúen. Pocas horas después de los combates navales del lunes pasado, ambas naciones dijeron que no iban a seguir luchando, pero que no descontaban futuros incidentes. En el caso de las potencias europeas, todos los países que tienen parte de sus flotas en la zona (Gran Bretaña, Italia, Francia, Holanda y Bélgica) decidieron aplazar los planes de reducir su presencia militar en el Golfo Pérsico e incluso Washington -que tiene 28 navíos ubicados allí- empezó a estudiar la posibilidad de escoltar embarcaciones con banderas diferentes a la de los Estados Unidos. A su vez, Irán continuó con la misma politica de "acosar" a los diferentes navíos que pasan por el Golfo Pérsico. La semana pasada al menos cinco minas submarinas fueron encontradas y las embarcaciones rápidas iranies atacaron a cuanto buque mercante les pasó enfrente. El único hecho medianamente positivo de la semana tuvo lugar el jueves, cuando Bagdad anunció que estaba comenzando un alto al fuego unilateral de la conocida "guerra de las ciudades", en medio de la cual Iraq ha lanzado unos 130 misiles sobre Teherán, Qom, Shiraz y otras poblaciones iraníes. En un escueto comunicado Bagdad sostuvo que rompería la tregua si Teherán -que ha disparado unos 80 misiles- reiniciaba las hostilidades. Pocas horas después, Iraq dijo que Irán había lanzado un proyectil, violando la tregua. No obstante, la noticia no fue confirmada por Teherán. Semejante cadena de eventos sólo contribuyó a aumentar el sabor amargo dejado por otra semana violenta en la convulsionada región. A pesar de que el Ramadán debería ser una época de paz y reflexión, lo sucedido en el Golfo Pérsico está demostrando que aún los religiosos iraníes piensan que una cosa es la doctrina islámica y otra las cuestiones terrenales, especialmente cuando de iraquíes y de norteamericanos se trata.