SEMANA: ¿Por qué es tan importante este festival, y no ha sido eclipsado por el Iberoamericano? OCTAVIO ARBELÁEZ: Desde 1968 nuestro festival es un espacio y una fiesta teatral que convoca e integra a la comunidad teatral iberoamericana. Las calles de Manizales han sido testigo ético y estético del acontecer escénico de nuestros países. SEMANA: ¿Qué tiene de especial esta edición del festival? O.A.: La programación responde a tres ejes: Asia, como continente invitado, jóvenes creadores latinoamericanos y la calle, como escenario. Tenemos 22 países invitados, más de cincuenta obras escenificadas en las calles y en las salas durante diez días, además de encuentros con creadores, investigadores, actores. SEMANA: ¿Por qué Asia? O.A.: Las formas escénicas orientales, con su tradición milenaria han influido en Occidente, pero con un mundo cada vez más interdependiente y conectado, también han sido influidas por otros lenguajes teatrales de Occidente. Este diálogo creativo, que ha sido tan distante para nosotros, es el objeto de esta edición del festival. SEMANA: ¿Algunos invitados por resaltar? O.A.: Amagatsu Ushio, cofundador de la compañía Sangay Juku, uno de los referentes más importantes de la danza butoh; el grupo Baramgot, que con sus sonidos y puesta en escena han recorrido el mundo; la joven creación latinoamericana, representada por Santiago Roldós, del Ecuador; Alberto Villarreal, de México, y Luciano Cáceres de Argentina. Algunos maestros como Mario Espinosa, de México, y Alberto Ligaluppi, director general del Teatro San Martín de Buenos Aires. Adicionalmente tendremos a Luis Etxenike, escritora vasca muy destacada. SEMANA: ¿Por qué siguen con el teatro a la calle? O.A.: Para nosotros cobra valor la apuesta por hacer visible la creación para los espacios abiertos, desde la perspectiva de la renovación de los espacios escénicos, y de esa maravillosa y festiva tendencia en que las artes de la calle son protagonistas. SEMANA: ¿Cómo hacen para tener un espacio de estos en un gobierno tan conservador? O.A: Manizales es juzgada como conservadora, pero en realidad es una ciudad cuya vocación universitaria y cultural rebasa cualquier discurso político de coyuntura. SEMANA: Y si censuraran al festival, como director, ¿qué haría? O.A: No lo pensaría dos veces, me iría. SEMANA: ¿Cómo termina un abogado, como usted, dirigiendo un festival de teatro? O.A.: Desde siempre he ‘abogado’ por el teatro.