SEMANA: Usted estrena una obra más cuando recién terminó el Festival Iberoamericano. ¿Sí habrá alguien que vaya a verla?Fabio Rubiano: Pues público sí hay. Hemos tenido buena asistencia. La mejor publicidad que hemos tenido ha sido el boca a boca.SEMANA: ¿Significa eso que en Bogotá ya hay público de sobra para ver teatro?F.R.: Hay un público en construcción. El número de personas que les gusta el teatro no sólo en Bogotá sino en todo el país está en ascenso.SEMANA: Y, ¿para qué sirve el teatro?F.R.: El teatro no sirve para nada.SEMANA: ¿Entonces?F.R.: El teatro no tiene ningún servicio físico real pero eso sí produce un enorme placer estético.SEMANA: Usted viene de dirigir 'La Mosca', una obra en la que dos familias se reúnen a firmar una tregua. ¿Por qué hacer 'Dos Hermanas', apenas con dos actrices en el escenario y mucho más intimista?.F.R.: Digamos que con La Mosca cumplí mi cuota sobre la reflexión de la violencia; ahora indago sobre el amor. El país tiene muchas lecturas. Por eso es interesante, fascinante.SEMANA: ¿Cómo resume 'Dos Hermanas'?F.R.: Parte de la hipótesis de una hermana que se acuesta con el marido de la otra.SEMANA: ¿Hipótesis o realidad?F.R.: Bueno, el teatro siempre es un espejo deformado de la vida. Así que algo hay de cierto.SEMANA: ¿En Colombia qué tan cierta y tan frecuente es esta realidad?F.R.: Es curioso porque nosotros pensábamos que como dicen por ahí eran casos aislados pero desde el estreno muchas personas se han acercado a decirnos que les pasó una situación similar.SEMANA: ¿Se lo cuentan como una tragedia o como una comedia?F.R.: Depende de la distancia porque al fin y al cabo los dolores se vuelven risa con el tiempo.SEMANA: ¿En la obra dan ganas de llorar o de reír?F.R.: Mejor no lo cuento públicamente para que la gente vaya a verla.