La suerte está echada. Con la escogencia de los nuevos representantes del poder local y regional que gobernarán a partir del próximo primero de enero y hasta 2023, el país le pone punto final a una de las elecciones más disputadas de la historia contemporánea. EN VIVO: Siga todos los resultados y el análisis de las elecciones regionales La foto de las últimas encuestas evidenció que en ciudades como Bogotá nadie se sintió triunfador antes de la cita con las urnas. Una situación similar se vivió en Cali y Bucaramanga, y en menor medida en Medellín y Barranquilla con candidatos más fuertes que hasta el final lideraron los sondeos. La jornada que concluye permite sacar varias conclusiones. Ciertamente, hubo alarma por el resurgimiento de la violencia en pleno posconflicto, pero, en general, fue una campaña tranquila, comparada con los años en que la guerra con las Farc no permitía que los candidatos se inscribieran ni que la gente votara. En esta contienda murieron asesinados siete candidatos, tres de ellos aspirantes a alcaldías y cuatro a concejos. Es decir, dos muertes más que en 2015. Sin duda, un escenario preocupante.

Pero, al ver el panorama en retrospectiva, las cifras no resultan tan desoladoras como en años anteriores. Según datos de la Misión de Observación Electoral (MOE), en 2007 cayeron 27 candidatos, ocho fueron secuestrados y 91 recibieron amenazas. En 2011 hubo 40 homicidios. Eso quiere decir que las elecciones locales de 2019, las primeras de su estilo tras la firma del acuerdo de paz con las Farc, siguen entre las más pacíficas de la última década. “Todos temíamos que se incrementara la violencia selectiva. Sin embargo, no fue así como efecto de la desmovilización y el cese de las hostilidades de las Farc”, explica Ernesto Borda, analista político. No obstante, hay preocupación por la gobernabilidad y por lo que viene en regiones como Nariño, Bajo Cauca, Urabá, Arauca, Guaviare o Catatumbo. Allí, las bandas criminales y las mafias, alimentadas por los dineros de la minería ilegal, el tráfico de drogas y las armas, amedrentaron a los votantes y financiaron campañas. La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, ha reconocido estos factores como causas fundamentales de la violencia que azota a los territorios, que se agudiza en época electoral. De hecho, la Procuraduría calcula que por lo menos 250 candidatos que ganarán este domingo tienen sospechas de representar intereses de economías ilegales y empresas criminales. A los organismos de control llegaron informaciones sobre la fuerte incidencia del cartel de Sinaloa, la más poderosa organización del narcotráfico a nivel internacional. Eso abriría un frente de violencia que el Estado deberá encarar. En 2007 cayeron 27 candidatos, ocho fueron secuestrados y 91 recibieron amenazas. En 2011 hubo 40 homicidios. Eso quiere decir que las elecciones locales de 2019, las primeras de su estilo tras la firma del acuerdo de paz con las Farc, siguen entre las más pacíficas de la última década. Ligada a este panorama aparece la financiación de las campañas. Hoy resulta preocupante que solo el 15 por ciento de ellas haya llenado el aplicativo de Cuentas Claras, del Consejo Nacional Electoral, que sirve para saber si se volaron los topes y determinar el origen de sus dineros. Si hubieran cumplido al pie de la letra, resultaría más fácil controlar a partir de ahora que los financiadores no reciban el premio de contratos estatales, una práctica que termina en hechos de corrupción.

Carlos Suárez, experto en estrategia política, asegura que en esta oportunidad se reveló un cambio en la financiación ilegal de las campañas. Antes los narcotraficantes ponían gran parte del dinero, y ahora los contratistas habrían asumido este papel para continuar al frente de millonarios proyectos. En Colombia desde hace mucho hay un subregistro en materia de financiación. En el papel, los candidatos deben reportar sus ingresos y gastos, pero el 85 por ciento no lo hace. Aparte de la violencia y los dineros calientes, otro factor de análisis tiene que ver con los partidos políticos. Este domingo puede presentarse un escenario atípico: que ninguno se sienta perdedor y que todos se declaren victoriosos, ya que los coavales partidistas adquirieron dimensiones desproporcionadas. Cada elección es distinta y tiene motivaciones diferentes, pero esta permitirá calcular qué tanta fuerza tienen figuras como Sergio Fajardo o Gustavo Petro, Una sola cifra lo corrobora: 5.694 candidatos se inscribieron por coaliciones, mientras que en 2015 solo 634 recurrieron a esta fórmula. La cacareada crisis de los partidos también se refleja en otro indicador: el de la inscripción por firmas o grupos significativos de ciudadanos. En esta oportunidad lo hicieron 1.252 candidaturas, lo que muestra un aumento del 55 por ciento frente a 2015. Según este escenario, es el tiempo de las candidaturas independientes y las coaliciones, es decir, de la personificación de la política. Priman las personas por encima de los partidos. ¿Eso es bueno? ¿Es positivo que en una democracia los movimientos sigan perdiendo influencia?

“Los partidos prefieren otorgar un aval a un candidato con opciones de ganar sin preocuparse por su preparación, su hoja de vida o su inclinación ideológica. Esta tendencia oportunista los empuja a apoyar personas que pueden ser cuestionadas por su pasado o prácticas electorales. Las múltiples sanciones que reciben estos malos candidatos alimentan la desconfianza ciudadana y pueden propiciar la aparición de nuevos populismos”, dice la docente Eugénie Richard, de la Universidad Externado de Colombia. Ese rasgo distintivo de estas elecciones también puede incidir en las próximas presidenciales, pues, al fin y al cabo, la contienda electoral local permitirá medir la temperatura de lo que se vendrá en la disputa por la Casa de Nariño. Si las coaliciones dan resultado y dejan un buen sabor entre los votantes, eso significa que la fórmula podría revivir con fuerza en 2022. Precisamente, este domingo se juegan sus cartas los seguros candidatos del poder nacional. Cada elección es distinta y tiene motivaciones diferentes, pero esta permitirá calcular qué tanta fuerza tienen figuras como Sergio Fajardo o Gustavo Petro, que se han arremangado para impulsar sus fichas en todo el país. Un ganador de las regionales no necesariamente tiene asegurada la presidencial. Hace cuatro años, por ejemplo, se daba casi por hecho que iba a triunfar el candidato Germán Vargas Lleras porque su partido Cambio Radical ganó con creces las locales. Sin embargo, su candidatura languideció en el camino. Pero los resultados de este domingo permitirán ver si, efectivamente, los colombianos están cansados de la polarización entre los extremos ideológicos, y si las opciones de centro suman más que las radicales.

En el caso de Gustavo Petro, su principal apuesta está en Bogotá, con Hollman Morris, que no logró despegar, por lo menos, en las encuestas. El petrismo llegó bastante dividido a las urnas, pues varias de sus figuras decidieron no acatar la instrucción de su líder y apoyaron finalmente a la candidata Claudia López. Petro ha tenido fuerza electoral en Bogotá, pero este domingo tendrá una prueba de fuego porque los reflectores estarán puestos sobre si logró o no cautivar a sus votantes para que respaldaran a Morris. Petro tiene su otra gran apuesta con su hijo Nicolás, que compite con la favorita, Elsa Noguera, por la gobernación del Atlántico, donde el exalcalde de Bogotá dominó en las pasadas presidenciales. No obstante, es poco probable que Nicolás obtenga el triunfo este domingo, dada la enorme favorabilidad de Elsa. Pero si queda segundo, tendrá asegurada una curul en la Asamblea Departamental por cuenta del Estatuto de la Oposición. Fajardo, por su parte, se la juega con Claudia López en Bogotá. En las presidenciales, el fajardismo barrió en la capital del país en la primera vuelta. Ahora habrá que ver si esa fuerza ayudará para que Claudia llegue al Palacio Liévano. En cuanto al partido del Gobierno, el Centro Democrático, el senador Álvaro Uribe logró poner presidente con Iván Duque. Sin embargo, su fortaleza no está en lo regional, sino en lo nacional. En el caso de Bogotá, apuesta por Miguel Uribe Turbay, que no puntea en los sondeos. El uribismo no tiene buena acogida en Bogotá y todo parece indicar que en estas elecciones esta situación se va a mantener. Por eso es posible que, aunque Miguel Uribe tiene un apoyo multipartidista, el guiño del expresidente lo pudo haber afectado. Finalmente, estas elecciones pondrán a prueba a las firmas encuestadoras. Si se pifian demasiado, revivirá el debate sobre la necesidad de regularlas y fijarles condiciones mínimas de rigurosidad y transparencia. Pues así como hay empresas serias, con prestigio y tradición, otras no aguantan un filtro de calidad sobre su trabajo. En video: 10 cosas que pasarían si Claudia López fuera alcaldesa

Al final de la campaña se presentó un reñido empate técnico en Bogotá, entre Carlos Fernando Galán y Claudia López, lo que hace suponer que el voto útil jugará un papel fundamental. Es decir, la derecha pura y dura podría votar a favor de Galán para impedir el triunfo de Claudia, y la izquierda radical se iría con la candidata del Partido Verde y el Polo para ganarle a Galán. La contienda electoral se planteó entre dos figuras que representan ideas distintas, pero que, irónicamente, tienen una visión de ciudad muy similar. Y como Peñalosa va a dejar contratados más de 20 billones de pesos, incluidos 13 del metro, el éxito del próximo alcalde se va a definir, en gran medida, por su capacidad de gestión y el equipo que lo rodee. En video: 10 cosas que pasarían si Carlos Fernando Galán fuera alcalde

En el caso de Medellín, Alfredo Ramos, con el respaldo del Centro Democrático, llega a las urnas en el primer lugar de las encuestas, enfrentado a Daniel Quintero, del movimiento Independientes, que ha venido creciendo. Ramos aumentó su apoyo de forma significativa luego de recibir el respaldo del concejal Jesús Aníbal Echeverri. Este renunció a su campaña y le transfirió un voto popular que Ramos no había logrado tener. Por su parte, Quintero ha venido recogiendo apoyos del Partido Liberal y de sectores independientes de la ciudad que lo ven como el único contrapeso para el uribismo. En video: ¿Dicen la verdad Alfredo Ramos y Daniel Quintero sobre la seguridad en Medellín?

Por los lados de Cali, la última encuesta de Invamer también reflejó un empate entre Jorge Iván Ospina y Roberto ‘Chontico’ Ortiz. Aquí se enfrenta un representante de la izquierda y los sectores alternativos, como Ospina, contra Ortiz, inscrito por firmas, pero con el apoyo del uribismo en pleno. En video: ¿Dicen la verdad los candidatos de Cali sobre la seguridad?

En Barranquilla no habría sorpresas, pues todas las firmas encuestadoras han dicho que Jaime Pumarejo, el candidato de la familia Char, ganaría holgadamente. Y nada es seguro en Bucaramanga, donde el candidato Juan Carlos Cárdenas, que promueve el exalcalde Rodolfo Hernández, parece tener las de ganar. Pero algunas encuestas han mostrado el repunte de otros aspirantes no tan conocidos entre los ciudadanos. Este domingo, cuando cierren las urnas a las cuatro de la tarde, emergerá un nuevo país político, cuyos líderes tendrán el desafío de conducir con acierto el rumbo de las ciudades y los departamentos por los próximos cuatro años. El principal problema que les espera ya está sobrediagnosticado: la inseguridad. La gente clama por soluciones inmediatas.