El conflicto entre Estados Unidos e Irán no empezó con la muerte de Qasem Soleimani. De hecho, su enfrentamiento se remonta a la Revolución Islámica de 1979. Desde esta, la relación se ha visto marcada por los intentos de Irán por extender su infuencia regional, lo que incluyó un programa nuclear que puso en guardia a Occidente.

Esa situación llevó a la firma de un acuerdo multilateral promovido por Barack Obama para que los iraníes se comprometieran a no trabajar por una bomba nuclear. Trump lo abandonó en 2018 a pesar de que Irán lo estaba cumpliendo, como lo certificaban los otros países firmantes. A largo plazo, uno de los efectos de la crisis actual es que Irán ya no se siente obligado a no refinar uranio a niveles militares, por lo que el fantasma nuclear en Oriente Medio acaba de revivir.