El sábado 10 de febrero, SEMANA estaba en Cúcuta reporteando la crisis migratoria. Los periodistas estaban sobre el puente internacional Simón Bolívar, en el puesto de control de la Dirección de Aduanas Nacionales (DIAN), viendo el procedimiento habitual de requisa por el que deben pasar todas las personas que entran al país, cuando una conmovedora escena ocurrió: John Neira, un hombre de 26 años que acababa de ser requisado lloraba desconsolado y les suplicaba a las autoridades colombianas que no le decomisaran los seis kilos de pescado que llevaba en su maleta. Planeaba vender el pescado en Cúcuta y regresar con algo de mercado a su casa.

Minutos después de lo ocurrido, el equipo de SEMANA entrevistó a Neira y publicó en redes sociales el video. Al poco tiempo, ya había miles de reacciones y comentarios en los que los lectores se conmovían con la historia y manifestaban querer ayudar a Neira. El video ya tiene más de 3‘400.000 reproducciones.

Los reporteros que fueron a Cúcuta tenían su nombre pero ningún otro dato de contacto. La única opción era ubicarlo a través de internet. Y así fue. El martes 13 de febrero Semana.com publicó una nota buscando personas que reconocieran a Neira y que tuvieran su número de teléfono y hacia las 8 de la noche llegó un correo electrónico con un número celular venezolano que decía ser de la mamá de Neira. El equipo que fue a Cúcuta llamó y logró comunicarse con él. Su reacción fue de alivio absoluto. Ya no iba a tener que pasar pescado crudo por la frontera, ni mucho menos someterse al sufrimiento de que le decomisen su única fuente de ingreso.

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Por el contrario, había cientos de personas interesadas en que se ocupe laboralmente y tenga ingresos fijos.

Estos son algunos de los mensajes que SEMANA recibió:

"Yo le puedo ofrecer alimento y medicamentos, puedo compartir parte de mi salario con tal de aliviar, de calmar un dolor, de suplir una necesidad".

"No tengo mucho dinero para ayudar, pero tengo una empresa, es joven, y puedo intentar hacer gestiones con migración para que el Sr. Neira pueda venir a trabajar a Colombia".

"Ofrezco recibirlo a él y su familia en mi casa mientras lo ubicamos laboralmente".

"Me gustaría poder ayudar al amigo venezolano. No tengo mucho pero puedo compartir comida y algún vestuario".

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Desde entonces SEMANA ha estado en la tarea de evaluar cuál es la mejor manera de entregarle las ayudas a Neira y a su familia, por lo que el fin de semana pasado los periodistas que lo conocieron el 10 de febrero se reencontraron con él en el mismo punto donde le decomisaron el pescado, le entregaron parte de las ayudas que la gente le envió, lo acompañaron a mercar y viajaron con él hasta su casa en el área rural de San Rafael del Piñal, un municipio a cinco horas en bus desde San Antonio del Táchira, frontera con Colombia.

Este video muestra qué pasó después del episodio de los pescados, cómo y con quién vive John Neira, con qué sueña, así como las dificultades de vivir en Venezuela actualmente.

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