La carta contiene importantes revelaciones, pero no creo que los expresidentes la hayan enviado por cuenta de su vocación indeclinable por la lucha contra la corrupción sino porque a ambos los une el odio que le profesan a Santos. Uribe y su Uribito nos deben muchas explicaciones sobre sus vínculos de Odebrecht y las coimas que se dieron en su Gobierno. Hasta ahora, es cierto, los uribistas han contado con suerte: esas líneas de investigación  no le interesan a la Fiscalía, y sus protagonistas, como su ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, se han ido muriendo. Pero a ellos también les llegará su turno. Las cosas se le complicaron a Char cuando vio que su amigo Esteban Moreno, que aparecía mencionado en la carta de los expresidentes, fue citado para una audiencia de imputación de cargos por enriquecimiento ilícito, bajo la hipótesis de que él había servido de intermediador para que la campaña de Juan Manuel Santos hubiera podido conseguir cerca de 4.000 millones de pesos a través de contratos ficticios provenientes de la Ruta del Sol 2, de propiedad de Odebrechet y del Grupo Aval. Lea aquí la columna completa