Creían haber dado el golpe de su vida, que les representaría entre 100 y 200 millones de euros. Vjéran Tomic, llamado Hombre Araña por su capacidad sobrehumana de escalar, hizo lo más difícil. Estudió el recinto y aprovechó su sistema vulnerable de seguridad para robarse cinco obras del Museo de Arte Moderno en París: un  Picasso, un Matisse, un Modigliani, un Braque y un Léger. Pero la alegría duró poco. Informantes alertaron a la Policía, que lo capturó en 2011, pero no ha logrado recuperar los cuadros. Al buscarlos,  incriminó a dos cómplices del ladrón, el anticuario Jean-Michel Corvez y el experto en relojes y arte antiguo Yonathan Birn. La semana pasada empezó el juicio a los tres imputados y, entre lágrimas, Birn reveló el destino de las obras. Días antes de ser capturado, víctima de un ataque de paranoia, decidió tirarlas a la basura. “Lo que hice es monstruoso y me dejó muy afectado”, añadió. Los fiscales, por su parte, no creen en su versión, y le siguen la pista a las pinturas en algún lugar de Israel. El juicio continúa, y mientras Tomic enfrenta una posible condena de 20 años, sus cómplices podrían recibir 10 años.