Por una coincidencia, la semana pasada Ernesto Samper terminó participando indirectamente en las conversaciones de paz con el ELN en La Habana. Resulta que el ex presidente había sido invitado por el gobierno de Cuba, que sirve de mediador en las negociaciones con ese grupo subversivo. Como el nivel del conflicto en Colombia hace que sea difícil saber cómo está la química entre unos y otros, el presidente Fidel Castro pensó que podía ser constructivo que se reunieran, siempre y cuando se les hicieran consultas previas por separado, tanto a Antonio García como al ex mandatario colombiano. Ninguno de los dos tuvo inconvenientes y la cosa terminó en un desayuno que aunque, fue tenso al comienzo, terminó de una manera muy cordial.