SEMANA: ¿Cuál es la finalidad de ese fondo multidonante?
JUAN CAMILO RESTREPO: Celebro que se haya llegado a un acuerdo de prórroga del cese al fuego, porque este diálogo había estado en graves peligros, incluso casi de romper la mesa. Y esto, por lo menos, da un marco cronológico para que se siga la negociación. Dicho eso, hay que advertir que la negociación de paz propiamente con el ELN no está a la vuelta de la esquina. En los protocolos que se firmaron en México se dice que hasta mayo de 2025 se avanzará en los temas de fondo, de manera que no debe levantarse una expectativa antes de tiempo. Sobre el fondo, una cosa es decirlo y otra ejecutarlo, se requiere la voluntad política de los países que han acompañado este proceso de paz. Entonces, ahí viene el tema de procedimiento y este no puede ser un fondo para ponerle sueldo al ELN. No puede haber un fondo para darle una remuneración al ELN para que no secuestre. Han dicho en las declaraciones que se trata de financiar proyectos asociados a los avances de paz.
SEMANA: ¿Pero cuáles avances?
J.R.: Sería bueno que quienes están negociando esto en La Habana lo digan con más claridad.
SEMANA: Antonio García afirmó que no dejarían el secuestro si no existía una financiación, y ahora resultan con este fondo.
J.R.: Es que hay una falta de claridad. Es desafortunado que esta cosa del fondo multidonante surja simultáneamente con la manifestación de que no se va a seguir secuestrando, por lo menos por seis meses, por parte del ELN. De alguna manera, queda ahí flotando un vínculo de unión entre el fondo y el tema del no secuestro. Pero los donantes definitivamente no van a financiar ninguna actividad de este proceso si es como un precio que se compra para que dejen de secuestrar.
SEMANA: Pero es que para donar recursos están los países garantes y acompañantes. ¿Qué país u organización le dará recursos a una organización criminal como el ELN, que no ha firmado la paz?
J.R.: No hay la menor posibilidad de que países, por ejemplo, que formen parte de la Unión Europea vayan a meter una plata sin que detrás de eso haya una organización de ordenamiento, de gerencia, de contabilidad, y que cada euro esté respaldado en recibos y en facturas. Mucho menos si hay un vínculo con la obligación de no secuestrar.
SEMANA: Si algún país decide donar plata, ¿podría existir alguna consecuencia por darle dinero a un grupo alzado en armas sin acuerdo de paz?
J.R.: Podría ser, es un proceso muy complicado. No es tan sencillo que metan en un protocolo la idea de crear ese fondo. En la Unión Europea, este tipo de aportes no los puede hacer un miembro individualmente. Todo se reglamenta en Bruselas bajo las normas de auditoría y de veeduría, porque es la que lleva la política exterior común de los países miembros de la Unión. Y si no hay certeza de que esos fondos van en la ayuda y en la consolidación de un proceso de paz, sino que es algo incierto en lo que todavía no se sabe si vamos con certeza a lograr la paz, yo veo muy difícil que las autoridades de Bruselas vayan a reglamentar este tipo de fondos. Mucho menos si Antonio García sigue dando sus declaraciones como que nunca entregarán las armas.
SEMANA: Además, nadie sabe quién vigilaría esos recursos ni cómo se invertirán.
J.R.: Habría que crear una especie de fiducia, que constituyen los países, fiducia que no puede desembolsar un euro, sino contra la evidencia de que se va a incurrir en tales gastos y que están autorizados en el reglamento que para ese fondo fiduciario se establezca. Esto no es tan ligero ni tan fácil como decir: créese el fondo y empiece a girar.
SEMANA: Está claro que antes de 2025 no habrá paz con el ELN y seguramente en el Gobierno Petro no habrá firma de un acuerdo. Si la guerrilla sabe esto, ¿qué busca en la negociación?
J.R.: Puede suceder cualquier cosa, pero hay que ponerle una dosis de optimismo a quienes creemos en la conveniencia de los procesos de paz para el bienestar de Colombia. No obstante, ese optimismo no puede ser con darle la espalda a la realidad. ¿Y cuál es la realidad? Que antes de mayo de 2025 no se discutirán temas de fondo en la mesa de paz.
SEMANA: Pero si en 2026 habrá un cambio de Gobierno, ¿el ELN emplea estas coyunturas para extender una negociación de paz y aprovechar la intención del Ejecutivo?
J.R.: Un proceso de esta naturaleza requiere de la buena fe de las partes. Pero tener buena fe no quiere decir ingenuidad. Y uno sí esperaría del Gobierno actual que no sea ingenuo con el ELN, que no tiene problema en esperar otros 10 o 20 años para firmar la paz. Hay que trazar unas líneas rojas, hay que decirles con claridad los temas. La buena marcha de un proceso de paz depende también de que las líneas rojas se tracen a tiempo.