Por Agustina Calatayud. *

Escribo esta columna después de haber participado en dos de las conferencias más importantes del transporte a nivel internacional y regional: la reunión anual del Transportation Research Board de Estados Unidos y la de la Asociación de Autoridades Portuarias de las Américas. En Washington D.C. y en Santos, respectivamente, se reunieron representantes de instituciones públicas, privadas y académicas del sector marítimo y portuario para identificar las tendencias, desafíos y líneas de acción. En ambos espacios hubo consenso en los tres temas críticos que requieren atención inmediata: descarbonizar la operación, avanzar en la transformación digital y apostar hacia una mayor inclusión social.

Es ampliamente conocido el rol crítico que el transporte marítimo tiene en la economía. En Colombia, 98 por ciento del comercio internacional se transporta por esta vía. Por ello, cabe destacar el beneficio que han tenido las mejoras del desempeño de las terminales portuarias a nivel local. Según un estudio reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el país se encuentra en el top 5 de naciones con mayor conectividad en la región y con mejor acceso a mercados internacionales. Pero el transporte marítimo puede hacer más por Colombia. A la luz de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, el sector también puede ser una punta de lanza para promover un desarrollo económico amigable con el medioambiente y con beneficios para todos.

La nueva política portuaria, elaborada por el Departamento Nacional de Planeación y publicada para comentarios en 2022, reconoce este rol. Además de impulsar cambios en planeación, contraprestación portuaria –los pagos realizados por los concesionarios de las terminales– y en la participación privada, este documento destaca la necesidad de avanzar en medidas que contribuyan a una mayor sostenibilidad y permitan avanzar hacia la transformación digital. Estas acciones son urgentes y deben implementarse en el corto plazo, al tiempo que se avanza en aquellas áreas que tradicionalmente han tenido una mayor atención como la infraestructura portuaria.

Avanzar en esta dirección posicionaría a Colombia como un referente a nivel regional. No hacerlo significaría no solo una oportunidad perdida, sino que tendría costos importantes para el país. El transporte marítimo es un negocio internacional y el que quede rezagado en la carrera tecnológica puede tener pérdidas importantes en materia de conectividad y competitividad. Esto aplica también a la región. Por eso, resulta preocupante que el 58 por ciento de las organizaciones de América Latina considere estar significativamente por detrás de los niveles de transformación digital que tienen los referentes a nivel internacional.

Esto no debe sorprender si se tiene en cuenta que puertos líderes en Europa, Estados Unidos y Asia llevan dos décadas invirtiendo en innovación. Ahora bien, dado que hoy se reconoce que la conectividad digital es tan o más importante que la marítima, urge cerrar la brecha tecnológica en el sector. La implementación de sistemas de comunidad portuaria y la integración de información con otros actores públicos y privados son pasos elementales en este sentido.

Acelerar la transición

En el caso de la transformación energética ocurre algo similar. La Unión Europea, pionera en legislación de protección medioambiental, ha venido generando normativas para el sector durante los últimos 20 años. Este proceso ha estado acompañado por un gran impulso a la innovación tecnológica en los campos de infraestructura, operaciones y uso de energía, demostrando que la transformación digital y la energética van de la mano.

La entrada en vigor de la regulación internacional ‘OMI 2020′, que limita el contenido de azufre en los combustibles utilizados en el sector, y la creciente implementación de estándares sobre huella de carbono en las cadenas globales de valor, están acelerando la necesidad de avanzar en la transición energética.

Por eso, si bien el transporte marítimo representa solo el 2 por ciento de las emisiones totales del transporte en el país, el contexto internacional demanda acciones urgentes en materia de eficiencia energética, de uso de nuevas fuentes de energía (electrificación, hidrógeno verde), de desarrollar la inter y multimodalidad, y llevar a cabo una planificación integrada en ciudades-puerto.

Más espacios para las mujeres

Otro tema pendiente es la promoción de la equidad de género. En Colombia, las mujeres constituyen un número muy reducido de la fuerza laboral en el sector y el cambio digital y la integración de la actividad portuaria en la planificación logística requiere de nuevos perfiles profesionales, principalmente en ingeniería industrial y ciencia de datos. Se trata de una oportunidad para incrementar la participación de las mujeres en áreas estratégicas de este renglón económico.

Trabajar de la mano con la academia es fundamental para generar estos perfiles profesionales. WISTA Colombia, la asociación de mujeres del sector marítimo-portuario en el país, está cumpliendo un rol clave en este sentido.

En definitiva, el sector ya no puede pensarse de la manera lineal tradicional: primero mejoramos la infraestructura y luego vendrá lo demás. Sin duda, a nivel internacional, hoy existe un consenso respecto a que la transformación digital, la descarbonización y la inclusión son aspectos que van de la mano con un mejor desempeño del transporte marítimo y portuario.

Desde el BID promovemos esta visión integral y, en el marco de nuestro apoyo a la implementación de la Política Nacional Logística, estamos trabajando de la mano con entidades públicas, privadas y la academia para diseñar e implementar las acciones que conduzcan hacia un sector verde, inteligente y más inclusivo en los próximos años.

*Especialista líder de transporte del Banco Interamericano de Desarrollo.