En el departamento del Meta tienen muy claro la oportunidad que representa su cercanía con la capital del país. Hoy son el destino de fin de semana de miles de bogotanos, pero saben que las cifras pueden aumentar considerablemente si logran resolver dos deudas históricas con la región en materia de infraestructura: la vía al Llano y un nuevo aeropuerto.

Esta es la razón por la que Rafaela Cortés, gobernadora del Meta, aprovechó la vitrina de una ronda de negocios en Londres para presentar el proyecto de una nueva terminal aérea en Apiay, donde se encuentra hoy la base militar, a unos 20 minutos de Villavicencio. La megaobra podría costar cerca de 200 mil millones de dólares y la expectativa de la administración departamental es que el Gobierno nacional destine al menos 50 mil millones para su construcción.

“Hace 20 años se llegó a pensar que la solución del aeropuerto del Dorado era hacer un puerto internacional de carga en el Meta. Dos décadas después se retoma la idea, pero como una terminal de pasajeros. Lo curioso es que al llegar de Londres nos contactaron en Colombia para decirnos que estaban interesados en el proyecto”, comentó Cortés.

El plan de la Gobernación del Meta es acelerar todo lo que sea posible los proyectos macro en estos cuatro años, con la finalidad de que el que asuma el próximo período los reciba avanzados.

“Porque los proyectos de esta naturaleza se demoran. Es quizá por eso que muchos gobernantes les temen, porque puede que el cuatrienio no les alcance. En lo particular creo que hay que planear hasta a 20 años, pero es importante dejar los cimientos. En Colombia planeamos en un mes y ejecutamos en 10 años. En los países desarrollados planean en 10 años y ejecutan en un mes”, precisó Cortés.

A la par de la conectividad, en los primeros 100 días de gestión, la gobernadora Cortés y el alcalde de Villavicencio, Alexander Baquero, han trabajado de forma articulada para darle cumplimiento a uno de los compromisos que ambos asumieron en campaña: mejorar la seguridad.

En lo económico, trabajar de la mano de la empresa privada será prioritario durante estos cuatro años. “El empresario es el que se da la pela, el que monta empresa, el que paga nómina, el que se la suda. Juntos, estoy convencida que vamos a poder concretar proyectos importantes, y hay mucho por hacer. Tenemos ganado, pero se va en pie a otros destinos y el plátano todavía sale en cáscara. En el Meta no se procesa prácticamente nada y en la agroindustria hay una generación de empleo importante. Todo el mundo se quedó con el cuento del petróleo; o se van a Estados Unidos a generar en 4 o 5 meses los ingresos de un año. Por lo tanto hay poca mano de obra disponible”, concluyó Cortés.

Turismo

Por su parte, el alcalde de Villavicencio explicó que particularmente en la ciudad están en el proceso de transición de soltarse de las regalías del petróleo. “La cultura, la naturaleza, nuestra idiosincrasia, el joropo, el llano, el caballo han sido siempre un imán del turismo en Villavo, que tiene mucho más potencial que el aprovechado hasta ahora”, señaló. Es por esto que entre los planes futuros está la construcción de un centro de convenciones.

Los empresarios también ven en el turismo el pilar económico de la región. Por eso empresas como La Catira, una industria láctea familiar con 43 años de historia, asentada en el municipio de Cumaral, convirtió su punto de venta en una experiencia turística agroindustrial en torno a la ganadería, capaz de jalonar la visitas al departamento.

Además de ser reconocidos por maquilar productos lácteos a grandes empresas de retail en Colombia, el queso 7 cueros de La Catira es consumido en todo el país, gracias a que hace parte de la oferta de productos de una marca con más de 2.000 almacenes en el territorio nacional. “Como estamos entre el primer y segundo puesto con mayor inventario ganadero en Colombia, ofrecemos unos recorridos que incluyen una historia de la ganadería de los Llanos Orientales”, Sandra Valero, gerente general asistente de La Catira.

Por ejemplo, en el Meta no había ni vacas ni toros, fueron introducidos por los conquistadores españoles. Justamente ellos hacen una demostración de los cantos de trabajo de los Llanos, declarados Patrimonio de La Humanidad por la Unesco, entre otras actividades; y ofrecen hasta 100 variedades de postres para degustar, hechos allí mismo. “Lo único que no hacemos en nuestra cocina es agua, refrescos o helados. Hacemos masato, pan de yuca, pan de sabú, pan de arroz, kumis; son más de 500 productos “, explicó Valero.

De acuerdo con la empresaria, quien es hija de los fundadores de la industria y se encuentra en proceso de formación del negocio familiar, Meta no es fuerte en quesos madurados, característicos de climas más fríos, por eso están diversificando su oferta con quesos frescos con especias y haciendo lo necesario para obtener la denominación de origen del queso 7 cueros y el ganado criollo Sanmartinero: patrimonio genético, cultural y económico del departamento.

“Meta es fuerte en turismo de aventura y de naturaleza, pero existe una gran oportunidad en la gastronomía, que si bien es conocida, hay que organizar rutas y experiencias que permitan atraer más visitantes e ingresos. Detrás de un yogur, un queso y un postre hay un contexto maravilloso socioeconómico y una producción cada vez más sostenible y responsable”, finalizó Valero.