Colombia vive hoy lo que se conoce como un momento bisagra en su historia, pues no solo está estrenando su primer presidente de izquierda, que podría abrir la puerta para una mayor diversidad en la dirigencia del país, sino que también se están tramitando tantas y tan profundas reformas que, de ser aprobadas, cambiarían el modelo de nación que hasta ahora se ha tenido.

Estas transformaciones ocurren, además, en un contexto de crispación social en donde universitarios y sindicalistas, que tradicionalmente son quienes han salido a la calle a protestar, cada vez más se ven acompañados por personas de distintas edades y orígenes económicos que quieren hacer valer sus derechos como ciudadanos.

En medio de estas discusiones una de las preguntas claves es cuál ha sido el papel de la educación en la actual situación del país, pues en repetidas ocasiones se ha pedido mejorar la formación en ética para evitar la corrupción, así como dar más clases sobre la forma en que funciona el Estado para que la gente entienda por qué es importante votar y les exija a sus representantes en los órganos de poder.

La respuesta a esos pedidos parece no haber sido la adecuada tanto por las alarmantes cifras que hay en materia de corrupción y malos manejos del Estado, como por los resultados de las pruebas Saber, que, aunque imperfectas, son uno de los pocos indicadores objetivos sobre la calidad de la educación en el país. Esas pruebas han mostrado que la materia con los resultados más bajos ha sido y sigue siendo la de sociales y ciudadanas.

Los estudiantes de los 14.000 colegios que el año pasado presentaron las Saber 11 registraron un puntaje promedio de 49 sobre 100. Esto es el resultado de haber sacado 52 en lectura crítica, 49 en matemáticas e inglés, 48 en ciencias naturales y 47 en sociales y ciudadanas.

¿A qué se deben esos resultados? Wilson Bolívar, decano de la facultad de Educación de la Universidad de Antioquia (UdeA), explica que todos los problemas en educación son complejos, multicausales y sin solución fácil. En su concepto, tener bajos indicadores en pruebas estandarizadas se debe inicialmente a un contexto país complicado, en donde por másque los maestros se esfuercen es difícil moldear actitudes distintas a las que se ven en las noticias y en las redes sociales, en donde el ‘vivo vive del bobo’ y ‘ser pillo paga’. “Tenemos una cultura que no es propicia para desarrollar criterios de ética, inclusión y tolerancia”.

Sin geografía ni historia

Para algunos expertos en educación, la deficiente formación en sociales y ciudadanas se originó cuando, en la década de los 90, se decidió integrar las materias de historia, geografía y cívica en una sola asignatura, la cual hace que los estudiantes al final no aprendan en profundidad sobre ninguno de esos temas. Sin embargo, el decano Bolívar no cree que allí esté el problema, pues no se podía seguir considerando a las ciencias sociales como una formación en datos. “Saber cuándo nació Simón Bolívar o dónde está el Cabo de la Vela, hoy lo responde internet en menos de un minuto. Lo que se debe tener es la capacidad de usar esa información para analizar la realidad del país”.

Insiste en que las ciencias sociales y ciudadanas deben servir para lograr una mejor comprensión de los fenómenos sociales, pues no se pueden pensar eventos históricos sin contexto geográfico. “Nuestro fenómeno de violencia no se puede analizar sin la categoría histórica ni la geográfica”, reitera. Su recomendación es que los colegios incluyan en todossus desarrollos curriculares el discurso ético y no solo en el área de ciencias sociales. “El pluralismo, la diversidad y el respeto por la diferencia deben estar en matemáticas, en español y en ciencias naturales. Allí se tiene la oportunidad de desarrollar la casuística de los debates y la resolución de dilemas éticos”, plantea este experto y agrega que infortunadamente hay una tendencia por fortalecer la educación STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, por su sigla en inglés), que, por supuesto, es de vital importancia, pero no se debe hacer a costa de la enseñanza de temas sociales.

Pone el caso de los recientes desarrollos de inteligencia artificial, como el famoso chat GPT, cuyas implicaciones éticas son grandes, pues puede ser usado para plagiar. “No hay que temerles a esas discusiones sino reflexionar sobrecómo, al usar la tecnología, no se le hace daño a otro ser humano”, enfatiza Bolívar.

Clave para comprender

Justamente, según Chat GPT, las ciencias sociales y ciudadanas son fundamentales para comprender cómo funciona la sociedad y cómo participar en ella de manera efectiva. Aprender sobre estas áreas permite desarrollar habilidades críticas de pensamiento, análisis y resolución de problemas. También ayuda a desarrollar una comprensión más profunda de nuestra identidad como país y sobre cómo trabajar para crear comunidades más justas y equitativas.

Esas loables aspiraciones fueron analizadas por algunos de los mejores colegios del país, que son destacados por esta revista en su ranking anual de instituciones educativas basado en sus resultados en las pruebas Saber 11.

Al igual que el promedio de colegios, los que están en la parte más alta del ranking también tienen su puntuación más baja en sociales y ciudadanas, aunque, por supuesto, con un registro muy por encima del promedio nacional.

En el caso del Diana Oese de Cali, que ocupó el segundo lugar en el escalafón general y el primero en la materia de sociales y ciudadanas, su rectora, Esperanza Rivas, opina que el rezago nacional en dicha área de conocimiento se debe a que tradicionalmente se ha enseñado más de forma teórica que práctica. “A los niños hay que hacerlos actuar, que seanlos protagonistas de sus intereses sociales, que se integren más y practiquen los conocimientos sobre la mejor forma de vivir en sociedad”, precisa.

Juan Carlos Arias, rector del Liceo Campo David, segundo en el listado de sociales y uno de los pocos colegios que no tuvo su puntaje más bajo en esta materia entre las cinco que se evalúan en las pruebas de Estado, opina que las ciencias sociales han venido perdiendo su espacio en la academia desde que se transformó su enseñanza, unificando la historia y la geografía para enfocarse en competencias ciudadanas. “La dificultad allí es que no se pueden priorizar unas ramas de las ciencias sociales por encima de otras. Si no conocemos nuestra historia y no nos ubicamos en nuestro espacio, no vamos a poder ver más allá. Esta formación es clave para formar ciudadanos globales”, insiste Arias y dice que una de las prácticas que están empezando a implementar en el Liceo es el Modelo de Naciones Unidas (MUN) para enseñar vivencialmente las ciencias sociales.

Imitando el multilateralismo

El MUN es una actividad que busca simular las negociaciones y debates que tienen lugar en las Naciones Unidas y en otros organismos internacionales y multilaterales. Los estudiantes representan a diferentes países y se ponen en la piel de diplomáticos y líderes mundiales para debatir y buscar soluciones a los desafíos globales actuales.

El MUN es una herramienta valiosa para la educación en varios aspectos. En primer lugar, fomenta el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico, la comunicación, la negociación, la resolución de conflictos y la capacidad de trabajo en equipo. Los estudiantes también aprenden sobre temas globales actuales y cómo las decisiones tomadas en un país pueden tener un impacto en el resto del mundo.

Además, el MUN puede ayudar a los estudiantes a desarrollar su liderazgo, habilidades de toma de decisiones y a entender mejor el funcionamiento de la diplomacia internacional. Esta actividad educativa es muy popular en Colombia y es organizada en muchos colegios, al punto que existen agremiaciones como la Asociación Colombiana de Modelos de Naciones Unidas (Acomun), el Programa Nacional de Modelos de Naciones Unidas de Colombia (Pnmun) y la Red Colombiana de Modelos de Naciones Unidas (RedColmun), entre otros.

Uno de los colegios del Top 5 del ranking de Dinero que usa este modelo desde hace varios años es el Colombo Americano CAS. Allí, además de esta estrategia, usan actividades como salidas pedagógicas y el proyecto de gobierno escolar, para reforzar las ciencias sociales.

Por su parte, en el Colegio Anglo Americano, también destacado en esta asignatura, señalan que la meta con esta materia es que los muchachos desarrollen una postura crítica, que tengan argumentos y no sean simplemente espectadores. “Criticar es muy fácil, proponer no tanto”, comenta Carolina Merchán, rectora de esta institución.

Una reflexión más que válida para el momento bisagra que vive Colombia y en el que más que nunca necesita personas con buenas competencias ciudadanas.

La necesidad de mejorar la formación en materias ‘stem’ ha hecho que se le reste importancia a la enseñanza de otras asignaturas.