El ruido de gigantescas máquinas, cadenas de montaje y decenas de operarios trabajando resuena en los hangares de la empresa Progen. Allí se fabrican, día y noche, mochilas fumigadoras con destino a los campos de Colombia, México, Alemania y Brasil. También se funden plásticos para producir las señales de tránsito, conos y bolardos que se encuentran en las numerosas vías que están en obra en el país.

Esta es una de las empresas más antiguas de la zona industrial de Cazucá y ocupa un puñado de calles al borde de la Autopista Sur, en la frontera entre Soacha y Bogotá. Aquí comparte vecindario con más de 40 empresas que durante décadas han sido determinantes para la economía del municipio. Regaderas de jardín, empaques, pinturas, cemento y confecciones son solo algunos de los productos que nacen en Soacha y representan el 45 por ciento de sus ingresos, según la Secretaría de Hacienda.

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, numerosas industrias se trasladaron a Soacha atraídas por el precio de la tierra y por su cercanía con Bogotá. El municipio está atravesado, además, por la principal ruta que conduce de la capital del país al valle del río Magdalena, y hacia los puertos del Caribe. A pesar de estas ventajas, el potencial del sector se ha visto ralentizado por la falta de zonas designadas para su actividad. El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Soacha, vigente desde hace más de 20 años, solo contempla a Cazucá como zona industrial. Nuevos nodos empresariales, como el sector Santa Ana, ubicado en la punta suroccidental, han tenido que surgir en medio de la incertidumbre que supone una planeación municipal obsoleta.

El nuevo POT

La Alcaldía se ha propuesto retomar las riendas del municipio que se acerca al millón de habitantes, y darle un fuerte impulso al sector industrial. La nueva hoja de ruta plantea activar 800 hectáreas –un área similar a la de todo el casco urbano de Cota– para actividades de industria, agroindustria y logística en la vereda Bosatama. Se trata de una ubicación que, en el papel, permitiría conectar fácilmente con la futura Avenida Longitudinal de Occidente y con otros municipios de la Sabana.

“También estamos planteando un corredor suburbano para las industrias relacionadas con la minería que están en la vereda Panamá, por la vía perimetral que va a salir a los Llanos. Con estas conexiones queremos convertirnos en el polo de agroindustria y logística de Cundinamarca y, después, de todo el centro del país”, afirmó Cristian Alonso, director de Ordenamiento Territorial.

Si bien los gremios del sector ven con buenos ojos estos pasos, algunos advierten que la instalación de nuevas industrias en la zona no está asegurada. La competencia entre los municipios de la Sabana por atraer nuevas empresas es feroz: varios reclaman la misma ventaja estratégica de estar cercanos a la capital y algunos han implementado incentivos tributarios para atraer empresas. En 2019, la compañía de cosméticos Vogue dejó la zona industrial de Cazucá, desde la que operó por décadas, para trasladarse a Funza, en donde a partir de 2017 se implementó un descuento en el impuesto de industria y comercio para los recién llegados.

“Pero a pesar de esos atractivos tributarios, la tendencia sigue siendo que las empresas vienen a Soacha por su ubicación. Y otro factor determinante es que tenemos mucha mano de obra y muy buena, sobre todo de mujeres soachunas”, afirmó Andrea Ramírez, directora de la Asociación de Industriales de Cazucá (Ainca). Esa ventaja se ha obtenido gracias a la articulación del sector con el Sena, que hace presencia en el municipio con un Centro Industrial de Desarrollo Empresarial y un tecnoparque. Por otra parte, industrias como Plastilene y Marcopolo Superpolo adelantan sus propios procesos internos de formación dirigidos a bachilleres sin experiencia.

Calidad de vida

Ainca estima que todo el sector industrial genera 12.000 empleos directos en el municipio, y un 30 por ciento más de indirectos. La cifra dista de la gran importancia para el empleo que tenía la industria en 1990, cuando absorbía el 46,8 por ciento de la mano de obra. Sin embargo, el trabajo que podría generar la nueva zona industrial contemplada en el POT sería un bálsamo para las altas tasas de desempleo que hoy tiene Soacha. Además, señaló Alonso, contribuiría a descongestionar la vía a Bogotá, donde gran parte de la población trabaja.

Esperanza Chaparro, una operaria de la fábrica de Cazucá, cuenta que su esposo tiene que salir a las 4:45 de la madrugada para llegar a su empleo en Bogotá a las 7:30. Ella, en cambio, vive a tan solo 20 minutos de su lugar de trabajo. “Es un tema de calidad de vida. Muchísima gente de Soacha se la pasa horas en trancones. Salen temprano y vuelven tarde, siempre cansados”, comentó.

Wilton Preciado, contralor de Progen, señala que la propuesta del POT está en línea con la mejora de las relaciones entre el sector y la Alcaldía durante las dos últimas administraciones. Hace pocos años se formó una alianza público-privada para pavimentar una de las vías de la zona industrial de Cazucá y actualmente está en proceso de construcción un desarenador que permitirá pavimentar las calles restantes. “Falta mucho, claro, pero es que antes de eso no había ningún interés por parte de las administraciones. Ahora hay un diálogo constante y eso nos da buenas señales”, declaró Ramírez.

El impulso a la industria contenido en el POT depende ahora de la aprobación de las autoridades ambientales y del visto bueno del Concejo de Soacha. De recibirlo comenzaría una nueva época de crecimiento para el sector industrial, habría más recursos para proyectos liderados por la Alcaldía, y oportunidades de empleo y de calidad de vida para miles de soachunos.

El municipio propone activar 800 hectáreas, un área similar a la de todo el casco urbano de Cota, para actividades de industria, agroindustria y logística en la vereda Bosatama.