Por: Alejandra Acero y Ximena Restrepo*“Cierro los ojos, respiro profundamente y cuento hasta diez, luego, los abro y confirmo que no es mi imaginación, lo veo, está allí. Se posa enfrente de mí y absorbe mi energía, me debilita, viene del inframundo y consume la fuerza de cualquier persona… es un vampiro psíquico, y de esos hay muchos, en cualquier parte”,  cuenta Camilo, un hombre de 56 años, mientras baja un poco el marco de sus gafas sin cristal y me mira profundamente a los ojos. Así, según él, puede ver mi alma.Camilo se dedica a la zapatería, y en sus tiempos libres a la carpintería. Fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide hace 8 años, una condición que él no reconoce como algo negativo, sino como un “don de sensibilidad” que recibió desde pequeño.  Nos encontramos en la casa de sus padres, donde vive hace más de diez años, luego de divorciarse. Está sentado en una banca de madera que él mismo construyó. Tiene un aspecto particular, me recuerda a Machín, de la serie peruana Patacláun, una larga barba, aunque él la tiene enrollada en la punta, en ella se pueden apreciar algunas canas pintadas de rojo y su cabello negro, largo y rizado, se ve reseco y está sujeto con una cabuya.En octubre de 2008, Camilo fue imputado por porte de estupefacientes. Sin embargo, estando en la cárcel empezó a tener comportamientos extraños. Lo remitieron a la clínica psiquiátrica y culminó su pena allí, como un paciente inimputable debido a su enfermedad, pues se le eximió penalmente de sus cargos por no comprender la ilicitud de los mismos.Cuenta que en la cárcel, con una mirada amenazante y señalándolos a la cara, le decía a sus compañeros reclusos “hoy es su día…”, para atemorizarlos y aislarlos, sin embargo, confiesa que él tenía más miedo que ellos. También recuerda a su ex esposa. “Paty me visitaba allá, aunque ya no teníamos nada. Ella me dejó luego de que le hice una casa y se cayó”, cuenta escondiendo una risita. La forma en que este hombre relata sus experiencias permite de una u otra manera entender la realidad de un esquizofrénico, o más que la realidad, la forma en que percibe su mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta al 1 por ciento de la población mundial, cerca de 21 millones de personas, siendo más frecuente en hombres que en mujeres. Esta enfermedad se caracteriza por una distorsión del pensamiento, la conciencia de sí mismo, la conducta, las emociones y las percepciones. “Los pacientes que tienen el trastorno, tienen ideas persistentes y erróneas de las que están completamente convencidas, aun cuando hay pruebas de lo contrario”, asegura Juan Carlos Chávez, médico de la Universidad del Rosario, y especialista en medicina familiar, dedicado a la Psiconeuroinmunología.La esquizofrenia es un trastorno mental que dificulta la diferencia entre lo que es y no es real. Así mismo, Chávez explica que “es una enfermedad compleja”. Por otra parte, “la gente que no entiende el concepto de esquizofrenia lo denomina como locura. Sin embargo, es un término inadecuado. Se le puede llamar psicosis y es la falta de contacto con la realidad”, expresa el médico psiquiatra de la Clínica Psiquiátrica San Juan de Dios de Manizales y docente de la Universidad de Caldas, Juan Carlos Castro Navarro. Para entender más la enfermedad continúo hablando con Camilo. Él viste con un chaleco café y en sus pliegues tiene esquirlas de aserrín, lo compró por 2.500 pesos en la Galería. Además, tiene un pantalón de paño color gris y una camisa blanca. Anda con tenis color azul que dejan al descubierto parte de sus medias nonas, una blanca y otra negra.“Las personas piensan que uno está loco – dice, mientras frunce su ceño y mira alrededor– no solamente he visto esas entidades oscuras que vienen del inframundo, esos vampiros psíquicos que nos conducen a la ruina, sino que, también he visto muchas cosas. Una vez, estando muy joven fui raptado por extraterrestres, estaba en la Isla Latifundio y escuché un sonido extraño, como el de un buque bajo el agua. Luego, vi una luz verde fluorescente que se posó sobre mí. No recordé nada más, solo sé que estuve un año como un vagabundo. Luego de esa experiencia quedé con unas extrañas bolas de pus en mi cuerpo. Me las quité echándome panela”. Camilo me muestra una de sus pantorrillas indicándome las cicatrices, sin embargo, no veo nada, aunque me confunde la seguridad con que lo afirma.La esquizofrenia paranoide, se caracteriza especialmente porque predominan alucinaciones o ideas delirantes. Los temas de delirio en un paciente son variados, puede pensar que alguien habla de él constantemente, también sentir que su pensamiento o sus sentimientos son manipulados por terceros que lo controlan, lo que lo puede llevar a tomar medidas de aislamiento o incluso a alteraciones en su estado emocional y afectivo. Además, puede tener delirio de persecución, donde se siente amenazado, perseguido o que su vida corre peligro.Doña Marta, madre de Camilo, cuenta que desde pequeño él fue una persona “singular”. Aunque tiene un hermano mellizo, Paulo, y además de él otros cinco hermanos, solo él manifestó el trastorno.La esquizofrenia ha existido desde la antigüedad. A pesar de que se han desarrollado múltiples investigaciones, no se ha identificado un factor específico. Se ha considerado que esta enfermedad puede estar provocada por una carga genética significativa.Una investigación del 2015, realizada en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Genética de la esquizofrenia: algunos genes candidatos asociados, considera que la enfermedad involucra la interacción entre múltiples genes, y explica que existen factores ambientales que influyen en la manifestación o alteración de esta condición.El doctor Castro explica que aunque este trastorno tiene alta carga de heredabilidad, a veces, aparecen personas enfermas en familias donde no hay esquizofrénicos. “Aún no se sabe qué pasa en los genes. Hay varias probabilidades, si una mujer tiene el trastorno y su pareja no, y tienen hijos, hay cerca del 60% de posibilidad de que alguno desarrolle la enfermedad. Pero, si ambos lo padecen, el riesgo sube a un 80%”.Castro asegura que “es una condición polígenica, es decir, no está involucrado un único gen sino varios”. Además, influyen las experiencias de infancia, la educación, el entorno en que un paciente se haya desarrollado, la nutrición y en sí, su estilo de vida, lo que se conoce como epigenética.Además, diferentes estudios determinaron que el consumo de sustancias psicoactivas es un factor que acelera la manifestación de la enfermedad, por lo cual, hay un periodo en el que las personas son más propensas al diagnóstico, “el promedio en que se presenta la esquizofrenia es entre los 14 y los 25 años, a esta edad muchos jóvenes están más expuestos a sustancias psicoactivas, alucinógenas o a factores de estrés en el ámbito familiar o académico”Por ejemplo, Camilo confiesa haber consumido diferentes drogas en su juventud. También dice que en esa época no era fácil la situación económica en su familia “a mí me tocaba vender barquillos para comprar la comida de mis hermanos menores. No me gustó el estudio, pero sí la música, el arte y también volar, volar muy lejos”.*Trabajo periodístico realizado en el marco del Diplomado en Periodismo Científico del Centro de Bioinformática y Biología Computacional de Colombia – BIOS y la Universidad de Manizales, auspiciado por el proyecto de regalías Caldas BIO-región. www.bios.co @bios_co