Líderes de las negritudes de Colombia hablaban frente al auditorio sobre las propuestas de sus comunidades. En tarima un grupo de música del pacífico animaba a los espectadores, quienes se paraban de sus puestos a bailar con esos movimientos particulares que los identifican.Además la ‘Guardia Cimarrona’ de Palenque, una especie de policía que cuida al pueblo negro, hacía retumbar el auditorio de la Universidad Tecnológica del Chocó con el coro: “Alerta”, a lo que los espectadores se unían y gritaban con furia: “alerta que camina, la lucha de los negros en América Latina”. Así se dio inicio al último día del Congreso Nacional de Pueblo Negro, en el cual se estructuró un documento y proyecto de decreto, que irá rumbo a la Casa de Nariño.El pueblo afro, raizal y palenquero protestaba por varios puntos que quedaron sin reglamentar de la ‘ley 70 de las negritudes’, la cual se estructuró hace 20 años y abrió las puertas para que un pueblo negro autónomo. Los artículos que más indignan a este sector de la población y por los que pedían solución inmediata eran: La ‘Comisión Consultiva de Alto Nivel’, que consiste en trabajar dentro del gobierno, pues no quieren más representantes dentro del Congreso y la participación directa en política.En palabras de la alcaldesa de Quibdó, Zulia Mena “hay que aspirar al poder político. No queremos más intermediarios”, exclamó la funcionaria después de un emotivo discurso. Otro de los puntos que tiene en vilo a la población es el ‘Protocolo de Consulta’, lo cual reglamentaría la manera de proceder a la hora de realizar una consulta previa. Un ejemplo de los problemas que se han generado en las comunidades es el tema de la locomotora de infraestructura, que no ha podido despegar porque el gobierno tiene que hacer una consulta previa para saber cuál es la manera de trabajar con las comunidades indígenas. El pueblo negro también lucha por la nueva normatividad ‘Ley de Igualdad de Oportunidades’, que busca que sean incluidos en todos los escenarios: público y privado, para mejores oportunidades.Aura Dalia Caicedo, directora de la Red Nacional Afrocolombianas ‘Kambirí’, aclaró que, a pesar de los cientos de años de lucha de los negros para ser reconocidos, “el Congreso es el primer caminar en el sueño de lograr la unidad como pueblo negro y lograr una incidencia nacional”. El punto de ‘Ley de Tierras y Desarrollo y Rural’, es el que más ha perjudicado a las negritudes, ya que ‘ley 70’ beneficia más a la parte rural y falta resolver la situación de los afro en zonas urbanas. Alfonso Cassiani, historiador chocoano explica que la lucha durante estos 20 años ha sido por el territorio, la autonomía y el fortalecimiento de la identidad. Además Cassiani llamó la atención al gobierno y a las diferentes instituciones: “observen la legitimidad de nuestras luchas. Queremos cerrarles el paso a los individuos que viven de nuestras problemáticas y esfuerzos”. Cesar García, director de comunidades negras en el Ministerio del Interior advirtió que “el reto del congreso es avanzar y escribir un documento para presentarlo al gobierno nacional y así saldar esa deuda que en 20 años no hemos podido cumplir”. Henry Martin Isamano, representante legal de consejos comunitarios del distrito de Cartagena, redactó un documento en donde le propone al gobierno reglamentar una Asamblea Nacional de Consejos Comunitarios, que permitiría una comunicación directa con el mismo.Por su parte el vicepresidente Angelino Garzón, se dirigió a las comunidades negras con un discurso pausado pero vehemente. “Quiero con mi presencia dar testimonio público y que ustedes envíen un mensaje al país diciendo: este es un congreso digno y representativo de la población negra de Colombia y por lo tanto las conclusiones tienen que ser un referente para el gobierno nacional y los gobiernos locales”, aconsejó Garzón. Por otro lado el vicepresidente se comprometió a llevar las conclusiones al presidente Juan Manuel Santos y a cada uno de los Ministros: “Yo les diré, ojo, esas son las conclusiones del Congreso de los afrodecendientes, nada de mamar gallo con ellas”.De esta manera y con una ola de aplausos, coros y gritos de algunos espectadores se terminó el congreso. Pero la efusividad de los habitantes y visitantes de Quibdó no paró ahí. Su alegría, esperanza y energía contagiaron cada esquina de la capital, con coros que le pedían a Colombia que los escucharan y que no olvidarán el sudor, las lágrimas y la sangre que derramaron sus ancestros por libertad y que hoy piden simplemente ser tratados como iguales.