Si algo quedó en evidencia una vez más en el pasado campeonato mundial de atletismo celebrado en Sevilla, España, es que sin mayores aspavientos Africa se ha convertido en una potencia indestronable en laspruebas de fondo del atletismo. Ello ha desatado una verdadera lucha entre las más grandes multinacionales deportivas del mundo, que libran una guerra sin cuartel para fichar y 'crear' a las estrellas africanas. Desde los campeonatos mundiales celebrados en Roma en 1987 hasta los de Sevilla, los africanos han mostrado un dominio tan aplastante en las pruebas de más de 800 metros, incluidas las que se disputan en los Juegos Olímpicos, que se han convertido en los reyes de esta disciplina (ver recuadro). Ha llegado a tal punto el poderío africano que en algunas competencias de fondo en países como Estados Unidos impusieron una serie de reglas especiales con el fin de contener el arrasador paso africano, tales como limitar el número de participantes del continente olvidado o entregar la mitad del premio si el triunfador es un africano. Pero nada de esto ha podido frenar el paso de los hijos de Africa. Por el contrario. Desde que este deporte entró de lleno en el profesionalismo y empezaron a proliferar campeonatos del mundo y reuniones atléticas en las que se entregan dinero fijo y premios por récords a los atletas, los africanos no volvieron a bajarse de los podios. Un triunfo en un campeonato mundial representa un premio en efectivo de 50.000 dólares. Aunque la cifra puede parecer pequeña la realidad es que para un atleta africano es una verdadera fortuna que le permite, como al último ganador de los 3.000 metros, Koskei, comprar 10 confortables casas en su país natal, Kenia. Los fondistas que anteriormente corrían para sobrevivir ahora lo hacen para ser ricos. Las empresas comerciales que antes los despreciaban ahora los buscan como el mejor vehículo publicitario. Al fin de cuentas los africanos, ganan en todas las competencias en las que corren y eso es una garantía para un patrocinador. Esta situación convirtió desde hace algunos años las tranquilas antiplanicies del este de Africa en un centro de explotación de atletas en medio de una auténtica guerra de marcas comerciales.Oro negroAlgunas de estas firmas han tenido más suerte que otras en su intento por contratar atletas. Nike, tras perder su batalla africana, no le ha quedado otra solución que contratar como imagen de sus productos a velocistas estadounidenses como Michael Johnson y Maurice Green, pero otras tres empresas sí han acaparado a los africanos: Fila, Puma y Adidas. Antes estas tres firmas hacían contrataciones individuales pero desde hace cuatro años las tres decidieron 'montar' su fábrica de estrellas del atletismo de fondo en el propio lugar del producto, Africa, especialmente en Kenia.Fila tiene en la ciudad de Ngong, ubicada a 45 minutos por carretera de la capital, Nairobi, un complejo deportivo bajo la dirección de técnicos europeos en donde se entrenan cerca de 100 atletas que corren todas las distancias desde los 800 metros al maratón.Puma no se quedó atrás. Después de ofrecer más dinero que Nike logró que Moses Kiptanui, uno de los héroes deportivos de Kenia, triple campeón mundial de los 3.000 metros obstáculos, se encargara de montar y supervisar una escuela de atletas ubicada en Nyahururu, una pequeña ciudad a dos horas de Nairobi. Adidas, por su parte, siguió el mismo camino. La compañía alemana cuenta con el asesoramiento del holandés Jos Hermens, ex plusmarquista mundial de la hora y una de las máximas autoridades internacionales en el entrenamiento de fondistas. El lugar escogido por los germanos para iniciar su caza de talentos fue la ciudad de Eldoret, de donde han salido más corredores brillantes, como el plusmarquista mundial de 3.000 obstáculos Bernard Barmasai.Para los expertos la explicación de este fenómeno guarda una gran similitud con lo que ha sucedido con el fútbol africano. Según Carlos Barrero, periodista del diario deportivo Marca de España, "para los clubes de fútbol resultan muy buen negocio los africanos porque, aparte de que son buenos jugadores, los empresarios y los futbolistas de esa parte del mundo no tratan de hacerse ricos con una sola venta, como sí sucede con la mayoría de los equipos. Con el atletismo pasa algo parecido. Las grandes empresas deportivas se han dado cuenta que es buen negocio fichar a los atletas africanos, que son los que están ganado todo".Los africanos alcanzaron la cima del atletismo porque no sólo les favorece su constitución física, delgados, con fibras lentas apropiadas para desplazarse en largas distancias. También, según lo han demostrado varios estudios, la alimentación, con un cereal muy apropiado para ese tipo de esfuerzo. Y, por supuesto, su entrenamiento habitual, desde bien pequeños para ir corriendo a la escuela o a cualquier recado. Una preparación natural, básica, con carencia de oxígeno, ideal para conseguir una capacidad aeróbica enorme y así una resistencia mayor en altitudes inferiores. Ahora ya no va casi ninguno corriendo a la escuela. Corren en los centros de entrenamiento que se han formado a unos centenares de kilómetros de Nairobi y están dispuestos a demostrarle al mundo porqué son las estrellas del momento.