En una nueva demostración de que el rechazo popular no es suficiente para detener al terrorismo el grupo independentista vasco ETA volvió a poner una bomba en España, esta vez en el centro de Madrid. Como para subrayar su indiferencia ante la opinión pública el hecho coincidió extrañamente con el tercer aniversario del asesinato del concejal Miguel Angel Blanco, perpetrado por la misma organización.