Se afirma que un prestigioso club social de la capital había convocado una asamblea de socios hace algunos días. Esta no pudo ser instalada por falta de quórum. Cuando se analizó esa situación se descubrió que era tal el número de socios que se habían ido a vivir al exterior que sin sus poderes no había con quién hacer la reunión. Un conocido restaurantero bogotano asegura haber perdido más del 20 por ciento de su clientela en lo que va corrido del año, por la misma razón. El período de espera para obtener una visa en la embajada norteamericana es de cinco meses en la actualidad, el más largo en la historia. Al margen de episodios como estos, que se comentan con frecuencia, la verdad es que las estadísticas sobre cuántos colombianos están dejando el país son sorprendentes. Según el DAS, de cada cinco colombianos que han salido del en lo que va corrido de este año uno no ha regresado. En total 65.000 colombianos han dejado el país con boleto de ida y sin retorno en los últimos cuatro meses. Esto representa un aumento significativo frente a las cifras de inmigración históricas, que ya eran alarmantemente altas. Se estima que hacia finales de 1999, 300.000 colombianos se habrán ido de su patria. ¿Qué está pasando?La verdad es que la violencia y la difícil situación económica han provocado un verdadero éxodo de colombianos hacia el exterior. Medios internacionales como The New York Times, The Wall Street Journal y La Nación de Argentina ya han escrito sobre el tema, calificando el fenómeno como "sin precedentes". La Nación asegura que los colombianos están buscando en la obtención de pasaportes y visas una especie de seguro que les permita salir en cualquier momento si la situación empeora. De hecho, en el último año la expedición de pasaportes ha aumentado en un 30 por ciento en Bogotá y en un 47 por ciento en Medellín. Lo que muchos se preguntan es cuál es la verdadera dimensión del éxodo del 99. Después de todo los colombianos siempre han sido propensos a emigrar, como lo demuestran las enormes colonias colombianas en Miami, Nueva York, Caracas, Londres, Quito y Madrid. Para medir el impacto del nuevo fenómeno SEMANA contrató una encuesta con la firma Gallup y comparó los resultados con un estudio similar realizado en abril del año pasado. Todos los indicadores medidos empeoraron con respecto al primer estudio, a tal punto que hoy un 56 por ciento de los colombianos manifiesta su anhelo de irse del país. Por primera vez más de la mitad de los entrevistados contestan en esta forma. Esto lleva a una verdad de a puño: lo más probable es que lo que se ha visto hasta ahora en materia de éxodo no es más que la punta del iceberg. La desbandada apenas comienza.¿Por que?Según la socióloga Diana Uribe, los mayores casos de emigraciones se presentan por colapsos de las sociedades. "Para que un millón de personas se vayan de la sociedad es porque no es viable, no ofrece futuro posible", asegura la experta. Esta clase de emigraciones masivas no se dan con frecuencia pero cuando suceden producen grandes cambios en las sociedades. "Las migraciones más importantes que se recuerden en la historia moderna son las de Irlanda del siglo pasado, donde emigraron cuatro millones de personas; Italia, Suecia, China y España durante la Guerra Civil", comenta Uribe. "El problema es que la inmigración es un proceso muy doloroso, un desarraigo total, y en nuestro caso es peor porque somos una sociedad acorralada en la que los que emigran son solamente los que pueden".De hecho, según la encuesta de Gallup, un 32 por ciento de los colombianos consultados estaría dispuesto a casarse con un extranjero para poder salir del país, sin diferencia de estrato. Y un 53 por ciento de los encuestados tiene un familiar o amigo que se ha ido a vivir a otro país en los últimos 12 meses frente a tan solo un 39 por ciento que decía lo mismo el año pasado.Pero quizá lo más revelador de la encuesta es que ya los que se van no son los ricos que tienen medios de subsistencia en el exterior, sino la clase media y media alta que se marcha sin ninguna garantía a buscar una nueva vida en una aventura sin retorno. La mayoría de los que ya se han ido se han radicado en Estados Unidos, contratando los servicios de firmas especializadas en inmigración que ofrecen distintos paquetes para obtener visas o estatus de residencia según sea el caso. La ex ministra Mónica de Greiff, quien trabaja para la firma de David Peña y Diego Ascencio, este último ex embajador de Estados Unidos en Colombia, dijo a SEMANA: "Hay muchos tipos de visas, y nuestro trabajo es estudiar cada caso para ofrecer la mejor alternativa". Entre sus clientes se encuentran personalidades como Shakira y Kike Santander. Esta compañía ofrece una visa de inmigrante denominada ED5 con residencia automática, una inversión de 500.000 dólares en adelante, en la que el solicitante tiene que aportar 137.000 dólares y un banco presta los 400.000 restantes. Según la firma, la persona obtiene residencia para él, su cónyuge y los hijos menores de 21 años. Otros sistemas permiten inversiones menores, como 30.000 dólares para una visa L1, que permite una estadía de varios años prorrogable y la promesa de tramitar la residencia más adelante. Todos estos sistemas aprovechan la legislación norteamericana, que da beneficios a extranjeros que inviertan en zonas deprimidas. Sin embargo Estados Unidos no es el único destino. Según la encuesta de Gallup, Canadá y España compiten hoy por el segundo puesto de preferencia de emigración entre los colombianos. El caso de Canadá es interesante ya que hace un año ese país era el cuarto destino preferido y hoy es prácticamente el segundo. Según la embajada del Canadá en Bogotá, hoy están llegando cerca de 300 solicitudes de visas de trabajo semanales, el doble de lo que recibieron el año pasado. Sin embargo son muy selectivos con las carreras de los profesionales que busquen emigrar y no aceptan ni médicos ni abogados. Por el contrario, demandan profesionales con carreras de ingeniería y sistemas.Pero si Canadá ha aumentado su demanda como destino, lo mismo ha sucedido con España. Para obtener visa de trabajo el gobierno español solicita a los aspirantes una solvencia de 2.000 dólares por mes y tener un contrato de trabajo ya firmado con una firma radicada en España. A pesar de esto se han duplicado las solicitudes con respecto al mismo período del año pasado. Entre visas de residencia y trabajo, se expidieron 3.708 el año pasado y en lo que va corrido de éste ya sobrepasaron las 2.000.Otros países repiten cifras similares. Ecuador ha aumentado la solicitud de visas de trabajo en 45 por ciento este año y Costa Rica ha recibido el doble de solicitudes de residencia en el mismo lapso. Este país centroamericano ya ha otorgado 3.600 visas permanentes y 1.106 temporales a colombianos, además de 115 con estatus de refugiados políticos. La embajada argentina recibió un 30 por ciento más de solicitudes este año.¿Que significa?Según Diana Uribe, por sus características, la emigración colombiana guarda algunas similitudes con el éxodo cubano de los días anteriores a la caída de Batista y la llegada de Fidel Castro. La clase dirigente de ese país mostró que prefería dejar su patria a dar la pelea por defender unas instituciones que consideraba desgastadas y corruptas. El caso colombiano es menos dramático pero tiene elementos coincidenciales. Frente al deterioro de la situación económica y política los primeros en salir son aquellos que cuentan con los medios suficientes para hacerlo y su destino favorito es Miami, ciudad también escogida por la burguesía cubana. 'Tirofijo' no está a punto de tomarse el poder como lo estaba Castro en 1958. Andrés Pastrana no es tirano detestado como Fulgencio Batista. Pero el desgaste de la clase dirigente y de las instituciones es comparable. Colombia siempre ha sido un país muy violento pero esta situación ha empeorado considerablemente en los últimos dos años. A pesar de que siempre se ha hablado de 40 años de guerra, para la mayoría de los colombianos esta era lejana. Convivían con ella como lo hace el organismo con la gripa. Nunca consideraron su situación comparable a la de El Salvador, donde la cosa era en serio y en todo el territorio nacional. Hoy Colombia se ha salvadorizado. La guerra pasó del Caquetá a los perímetros de las cuatro grandes ciudades. El secuestro colectivo de la iglesia de La María es el mayor golpe sicológico que ha recibido el país hasta la fecha. Ya no se puede ir ni a misa. Todo el mundo es víctima potencial. Desde los pasajeros de un avión hasta cualquier empresario que no aspire más que a hacer patria y a un buen pasar. Crímenes atroces como el del joven empresario hebreo Benjamin Khoudari, quien fue vilmente asesinado después de que se pagó su rescate, fue la gota que derramó el vaso en su comunidad, la cual ha sido desproporcionadamente golpeada por este flagelo. Todo esto, sumado a la peor recesión económica de todo el siglo, hace comprensibles las interminables colas buscando visa en la embajada norteamericana. No sólo no se puede ir a cine sino que no se puede comer. El desempleo es ya prácticamente del 20 por ciento y no hay sino que recordar que la crisis mundial del 29, que cambió la historia del capitalismo para siempre, tuvo lugar cuando el desempleo pasó del 20 al 30 por ciento. La famosa recuperación del segundo semestre de 1999 ya no se dio. La esperanza ahora es el segundo semestre de 2000. Sin embargo una prolongación de un año más de la crisis actual parecería insostenible. El sistema financiero está tambaleando. El dólar casi reventó el tope de la banda cambiaria la semana pasada. Prácticamente todas las conversaciones sociales giran alrededor de quiebras o tragedias económicas personales. Colombia no está en medio de una recesión sino de una depresión. En estas circunstancias el 'sálvese quien pueda' de los emigrantes tiene lógica. El problema fundamental es de empleo. Lo grave no es solamente que el desempleo haya aumentado. Más grave aún es que el número de empleadores disminuye día a día. Esto se debe a que la situación económica es tan difícil que las empresas tienen que cerrar. Mientras una empresa no se acabe es posible que vuelva a reenganchar a todos los trabajadores licenciados cuando se enderece la economía. Cuando las fábricas se cierran este reenganche ya no es posible a mediano plazo. Se requiere que los buenos vientos vuelvan a crear no tanto empleos como empleadores. Y esto es lento.En todo caso la diáspora colombiana ya es una realidad. Si no son muchos más es solamente porque no hay más visas.Rumbo USAEn la embajada de Estados Unidos en Bogotá se ha presentado un incremento del 27 por ciento en la solicitud de toda clase de visas durante lo que va ocurrido de este año en comparación con el año anterior, a tal punto que las citas para tramitar una visa actualmente se están otorgando para octubre, lo cual quiere decir que quien pretenda viajar a ese país en verano y no tenga visa, a menos que ya tenga una cita, puede olvidarse del asunto.Donald Jacobson, cónsul estadounidense de la embajada en Bogotá, ha detectado un incremento no solamente en las solicitudes de visas en los últimos tres años sino en la presentación de documentos falsos para tratar de obtenerlas. Actualmente la embajada detecta a más de 200 personas diariamente con documentos falsos. Estas personas se arriesgan a perder para siempre la posibilidad de obtener una visa y frecuentemente son denunciados ante la Fiscalía. Igualmente ha aumentado el número de solicitantes no calificados. El año pasado la tasa de rechazo era del 16 por ciento y ya ha llegado al 25 por ciento.Quien solicite una visa debe entender que el tenerla no garantiza la entrada a Estados Unidos. El Servicio de Inmigración y Naturalización, y no la sección consular, tiene autoridad para negar la entrada y también para decidir por cuánto tiempo se permite la permanencia. Durante 1999 ha habido un aumento significativo de entradas negadas por los oficiales de inmigración en Miami. Además es importante saber que la estadía normalmente autorizada por el Servicio de Inmigración a un visitante (B1B2) es de seis meses; para permanecer más tiempo del autorizado por el oficial de inmigración es necesario solicitar un 'cambio de estatus' o una extensión de la visa ante la Oficina de Inmigración.Las autoridades estadounidenses advierten al público de los peligros de dejarse llevar por agencias inescrupulosas o personas que ofrecen visas para Estados Unidos a cambio de dinero. "Si una persona le ofrece trabajo y visa en Estados Unidos a cambio de dinero, yo desconfiaría mucho", dijo a SEMANA el cónsul Jacobson. De hecho, algunas personas obtienen visas de trabajo a través de estos procedimientos, pero al llegar a Estados Unidos descubren que el trabajo no existe, que se trataba de una firma de papel, e inmediatamente quedan como ilegales. Si alguien consigue un trabajo ilegalmente se le cancela la visa de inmediato y no podrá obtenerla sino en su país de origen y bajo la presunción de ser inmigrante ilegal. La persona que se queda ilegalmente por 180 días (quien sobrepasa la permanencia fijada por el Servicio de Inmigración) pierde la visa y no podrá obtener una nueva durante tres años. Si es ilegal por un año, no podrá volver a Estados Unidos en 10 años.Un fenómeno que se ha incrementado es la solicitud de visas de trabajo. De éstas hay varias categorías, pero las principales para no inmigrantes son la H1B, que se refiere a profesionales con capacidades muy especiales; la L1, que corresponde a transferencia de ejecutivos entre multinacionales, y las E1 y E2, de negociantes e inversionistas que tengan una empresa montada o un gran volumen de comercio entre los dos países. Finalmente está, entre las de inmigrantes, la de grandes inversionistas, que deben colocar por lo menos un millón de dólares para obtener una visa de residencia (pueden ser 500.000 dólares en casos excepcionales). La información sobre todo tipo de visas y cómo obtenerlas se encuentra en la página de Internet de la embajada:www.usia.govpostsbogotaBajo la 'Sección Consular' también se puede solicitar información por correo electrónico.Key Biscayne o 'Chinatown'La única heladería Haagen-Dazs que vende obleas y pan de bono en Estados Unidos está situada en un pequeño centro comercial de Key Biscayne, Florida. A primera vista puede resultar exótico pero al escuchar el acento de sus clientes _y saber de dónde es la propietaria_ se puede concluir que las golosinas extras del negocio están a tono con el lugar. Key Biscayne es la isla refugio de miles de colombianos ricos que quieren caminar sin guardaespaldas. Y por estos días están por todos lados. La apacible isla, situada a siete millas del centro de Miami, está llena de los que van a pasar vacaciones y de aquellos que tuvieron que quedarse por motivos conocidos: inseguridad, amenaza de secuestro o crisis possecuestro.La invasión de colombianos acomodados le ha dado a este lugar el nombre de Chinatown, por aquello de "ala, mi chino'' y en la lista de la escuela pública Key Biscayne Community School abundan apellidos como Restrepo, Galindo, Marulanda, Pabón, Villa, Fernández y Domínguez.Una vendedora del lujoso condominio The Ocean Club dijo a SEMANA que muchos colombianos han ido en las últimas semanas para mirar apartamentos. "Están en la etapa de preguntar precios y hacerse a una idea de la propiedad en espera de lo que ocurra en Colombia, pero no están comprando de inmediato", dijo la vendedora.El edificio está ocupado por una gran cantidad de colombianos. Durante una visita de SEMANA al restaurante frente al mar el único acento extraño al colombiano era el del mesero francés.Key Biscayne tiene unos 10.000 habitantes y 24 policías aburridos pues los robos menores promedio en los últimos años no han pasado de 20. El más frecuente es el robo de bicicletas. ¿Homicidios? Nadie recuerda uno en los últimos 10 años.Los colombianos no tienen que salir de la isla ni para comprar la prensa del país. Octavio Estrada, un colombiano pensionado de 80 años, vende los periódicos del día a la entrada de la estación de Amoco La ola migratoria de colombianos tiene estratos también: la gente acomodada se está instalando en Key Biscayne, Fisher Island o West Palm Beach; la clase media llega a Kendall y muchos están buscando casa en Weston City, una ciudad situada a 40 minutos de Miami en el condado de Broward, donde una residencia relativamente nueva de tres habitaciones se puede comprar en unos 150.000 dólares.Según la abogada colombiana especialista en inmigración Sandra Clavijo, la masa de colombianos recién llegados está compuesta por profesionales que se han quedado sin empleo y empresarios que han sufrido directa o indirectamente las secuelas de la violencia.'Siempre extranjeros'En una sociedad sin oportunidades económicas y con graves riesgos para las personas se crea un estado de permanente zozobra en el que la emigración se convierte en una esperanza. SEMANA conversó con Carlos Alberto Montaner, exiliado cubano por más de 30 años, quien vive actualmente en España y es columnista de El Tiempo. Habló, desde su experiencia, del significado del éxodo cubano y colombiano. Montaner hubiera querido permanecer en Cuba pero no lo han dejado regresar. Sin embargo, no es crítico de quienes emigran. Para él, esa decisión tiene que ver con el derecho a la libertad. "Emigrar es un derecho de todo ser humano si no encuentra un modo de vida adecuado en su país de origen. La gente se va porque llega a la conclusión de que no puede hacer nada por cambiar la situación; es mucho más poderoso el instinto de salvación personal que el de la solidaridad étnica o tribal".Para Montaner, la emigración no sólo es una esperanza para los que quieren irse sino que es un imán que hace que quienes están afuera comiencen a llevarse a sus familiares y amigos. "Una vez que se crea ese gueto en el exterior, la tendencia es a que crezca cada vez más, como ha pasado con los cubanos. Pero esas grandes comunidades en el exterior tienden a adquirir un gran peso político y social en su país de origen". El éxodo masivo de cubanos trajo consigo "el desgarramiento del capital humano, sobre todo porque había miles de emigrantes que eran profesionales, que estaban formados y que se llevaban la riqueza a otro país, porque en su país de origen no era viable". Según Montaner, la migración perjudica al país de origen, que pierde un capital humano, pero para el país que los recibe siempre es bueno, lo que los inmigrantes dan siempre es mayor que lo que toman porque traen cultura y riqueza.Pero si para el país de origen los emigrantes son una pérdida, para éstos la situación no es mejor. Montaner afirma que dejar la tierra tiene un costo emocional muy grande, se crea un desarraigo y, lo más grave, "una discontinuidad entre la casa y la sociedad en la que se vive. En el caso cubano, los hijos de emigrantes desarrollaron una dualidad muy conflictiva porque viven en un lugar hispano pero en una sociedad norteamericana".Montaner afirma que a veces la emigración es necesaria para encontrar un futuro que se había vuelto inviable. Sin embargo reconoce las dolorosas implicaciones que trae abandonar la tierra: "Todos salen porque los seres humanos necesitan poder hacer proyectos por lo menos de mediano plazo y en sociedades que viven en estado de sobresalto eso no se puede hacer. Ante esta situación la gente opta por largarse, después descubren que emigrar es un problema, conocerán la nostalgia, descubrirán que en ningún sitio los recibirán como hermanos queridos, siempre serán extranjeros".Cuando pa' ChileChile ha crecido en la última década a un 7 por ciento, con bajo desempleo y con buena seguridad. Ese ha sido el imán que ha atraído a empresarios colombianos que ven en un país con estas cualidades un lugar ideal para invertir, pero por sobre todo para vivir y educar a los hijos. Esto último es tan importante que, por las dificultades que encuentran para instalarse como empresarios, llevan sus capitales a Perú y los administran desde Chile.Ningún empresario quiso conversar con SEMANA por temor. ¿A qué? : "Tengo empresas y familia en Bogotá y no quiero que a ellos les pase nada". Es la respuesta del miedo, ese miedo que los persigue a más de 6.000 kilómetros de distancia.Otro sector que ha comenzado a emigrar por calidad de vida son los profesionales. Este grupo llega por contratos con transnacionales y como estudiantes en becas de posgrado.Para las transnacionales los profesionales colombianos son los mejores de América Latina. Consideran que son serios, creativos y con sólida formación académica; en pocas palabras, un profesional similar a los del primer mundo. Este grupo se instala muy bien en la sociedad chilena y no tiene problemas de discriminación. La mayoría no quiere volver a Colombia. Carlos y Anita son los únicos que se atrevieron a conversar con SEMANA. Consultados si en su decisión privilegiaron lo económico respondieron "Aunque ganáramos menos dinero aquí, preferimos vivir seguros. Nosotros vamos al supermercado, a trabajar, salimos por la noche sin problemas. No es el dinero, nosotros buscamos un país que nos dé seguridad para nuestro hijo y que cuando seamos viejos no tengamos la vida que llevan nuestros padres. Amamos a Colombia pero no le vemos futuro".Pero en Chile se ha detectado otro tipo de recién llegado. Como dice el cónsul Horacio Ayala, "ha comenzado a llegar un nuevo tipo, que viene en buses, atravesando Ecuador y Perú. En Chile no se les exige pasaporte y llegan escapando de las zonas conflictivas. Estas personas vienen del Valle y del sur de Risaralda", Estos colombianos son trabajadores por cuenta propia, mecánicos o personas humildes que venden sus pocas cosas y se aventuran en busca de una mejor vida, la que infortunadamente no encuentran. "Ellos _dice el cónsul_ tienen muchas dificultades para insertarse y las leyes de migración son cada vez más estrictas, además sufren la estigmatización de ser colombianos y pobres y, por lo tanto, posibles narcotraficantes".METODOLOGIA Cubrimiento:Bogotá 25% = 100 encuestas Medellín 25% = 100 encuestasCali 25% = 100 encuestasBarranquilla 25% = 100 encuestasTotal 100.0% = 400 encuestasEscogencia de la muestra: Los teléfonos utilizados fueron seleccionados por métodos estrictamente aleatorios del directorio telefónico de cada una de las ciudades incluidas en el estudio.Tipo de entrevista: TelefónicaPersona entrevistada: Hombres y mujeres de 18 y más años.Trabajo de campo: La recolección de la información se llevó a cabo el 23 de junio de 1999. Margen de error: Un 5% con un 95% de confiabilidad.