ORGANIZADO POR LA Asociación Nacional de Pequeños Transportadores (Apetrans) y por el Sindicato Nacional de Choferes, que agremia a los taxistas, el paro de transporte de la semana pasada afectó a miles de habitantes de Bogotá, quienes tuvieron, como atestigua la gráfica, grandes dificultades para movilizarse hacia sus lugares de trabajo. Aunque el miércoles las calles de la ciudad se vieron prácticamente vacías y hubo algunos disturbios aislados, para cuando se logró un acuerdo, el jueves en la tarde, era evidente que la ciudad había regresado casi por completo a su ritmo habitual. Al final el alcalde Enrique Peñalosa mantuvo sin variaciones su proyecto Transmilenio, por el cual aspira a normalizar de una vez por todas el transporte urbano, que para muchos es el mayor responsable del caos vehicular y del deterioro de la calidad de vida de la capital del país.