Para celebrar los 50 años de Fátima McKinley, su esposo Michael McKinley, embajador de Estados Unidos en Colombia, ofreció una gran fiesta de disfraces a la cual los invitados debían ir ataviados según la moda de los años sesenta. La residencia de la embajada estaba decorada con objetos, imágenes y recuerdos de la época. Estos iban muy a tono con los trajes escogidos por los asistentes, que en su mayoría se fueron por la onda hippie. La fiesta resultó ser todo un éxito y los invitados, entre quienes estaban empresarios, personajes de la cultura y amigos de la pareja, pasaron un rato inolvidable bailando al ritmo del rock’n’roll.
Cancele en cualquier momento