El crecimiento económico basado en un modelo de producción lineal está llevando al límite las capacidades de extracción y absorción del planeta, y poniéndolo en riesgo. La economía circular surge como alternativa a ese modelo, al buscar que el crecimiento económico no vaya en detrimento de los recursos naturales.

La economía lineal es el modelo de producción y demanda de bienes y servicios imperante desde la revolución industrial. Se sustenta en cuatro etapas: la extracción de materias primas, la producción de bienes y servicios, el consumo y el uso de los bienes, y finalmente la devolución del residuo o subproducto al medio ambiente. Actividades económicas como la prestación de los servicios públicos de energía eléctrica, gas, provisión de aguas, gestión de aguas residuales y gestión de residuos, implican dichas etapas.

La Estrategia Nacional de Economía Circular, primera de su naturaleza en América Latina e impulsada por el Gobierno, propende por un nuevo modelo de desarrollo económico que incluye la valorización continua de los recursos, el cierre de ciclos de materiales, agua y energía, la creación de nuevos modelos de negocio, la promoción de la simbiosis industrial y la consolidación de ciudades sostenibles, con el fin de optimizar la eficiencia en la producción y el consumo de materiales, y reducir la huella hídrica y de carbono.

En el sector de los servicios públicos, la aplicación de la circularidad contribuye a la reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero, la seguridad hídrica, genera modelos de producción y consumo que valoran la bioeconomía y transforman residuos en bienes y servicios productivos, además de contribuir al cierre de ciclos.

Compañías como el Grupo EPM tienen una historia ligada con el medio ambiente por los servicios que presta. El grupo se alinea con el abordaje de la economía circular desde los flujos de materiales y biomasa, además de los de agua y energía, por ser los recursos de mayor impacto para la sostenibilidad de sus negocios. Así mismo, identifica diversas oportunidades en el modelo circular, señala la organización, buscando la menor afectación posible en todas las fases del ciclo de vida de la prestación de los servicios:

Producción sostenible: comprende el abastecimiento de la materia prima, materiales e insumos prioritariamente de origen biológico y biodegradable, eficiencia en la utilización de recursos naturales, la minimización del uso de recursos no renovables, así como el rediseño de procesos y cambios en los sistemas de producción y distribución.

Consumo sostenible: implica la optimización en la utilización de los recursos y materiales en los procesos productivos de Grupo EPM, además de la sensibilización a los grupos de interés, en especial a clientes y usuarios con el fin de que hagan un uso más responsable y consciente de los servicios públicos prestados.

Promover el cierre de ciclos: obtener valor agregado (energía o recursos) a partir de los residuos y subproductos de los procesos, al convertirlos en recursos y materias primas con valor inherente que puedan retornar al medio natural o a la economía, luego de su consumo. La economía circular busca que el crecimiento económico no vaya en detrimento de los recursos naturales.