Qué pena sentí al leer a María Isabel Rueda en la edición #1.125. Los uniformados pudieron haber servido al país toda su vida pero esto no los autoriza a gastar de esa forma. Un país donde a todos nos piden apretarnos el cinturón no puede aceptar esto. ¿O es que no son colombianos? El cuentico de los gastos reservados ha sido para alcahueterías y esto solo se compara con el famoso fuero para arreglar sus asuntos disciplinarios internamente. Si un militar comete un delito, lo castigan con un traslado y ahí tenemos el resultado. Creo que la salida de estos bandidos (porque también lo son) ha sido ejemplarizante.Elverth MarínBogotá