ITALIA EN EL LABERINTO DEL ALMIBARQUIEN NO RECUERDA LA IMAGEN DE la gran matrona italiana -impecablemente presentada en los textos literarios de Moravia, Mario Puzo y Oriana Fallaci-, abnegada y cuidadosa del bienestar de su familia? Aquella mujer con sus platos suculentos despertaba una pasión, todo un ritual frente a la buena mesa logrando así, uno de sus íntimos anhelos: estrechar los lazos de unión familiar. Sin lugar a dudas, en Italia la familia y los hábitos gastronómicos han permanecido estrechamente ligados. La madre expresa el cariÑo hacia el hogar con las mejores recetas de casa y la familia mide ese sentimiento en la medida en que la mamma italiana esté pendiente de ellos. Una costumbre que ha caracterizado a lo largo de la hisotria el núcleo familiar italiano. Unidad e integración han sido las políticas de esta colectividad. Y en ese proceso la alimentación ha jugado un papel fundamental como elemento aglutinador y medio de expresión entre los miembros del hogar. Esta tradición tuvo su origen muchos años atrás. El afecto por la buena mesa se reflejó desde el comienzo de la historia misma, cuando en un banquete Petronio dijo al recibir su primer plato: