Uno de los realities que mayor audiencia tiene en la televisión colombiana es Yo me llamo del Canal Caracol, concurso de imitación que, valga la redundancia, busca al mejor imitador del país, y que además de coronarse como el ganador de la temporada, se lleva una jugosa suma de dinero como premio.

Muestra del éxito que ha tenido el formato son las nueve temporadas que se han realizado, en las que se ha visto pasar a toda clase de participantes, unos más talentosos que otros, pero que sin duda alguna entretienen a los televidentes con sus personajes y talento.

Muchos recuerdan a Robinson Silva, quien ganó la temporada del 2018 del programa con su imitación de Julio Jaramillo. Aunque para esa época lucía ‘muy bien’, pocos sabían que años atrás había sido un “habitante de calle”.

Robinson Silva ganador Yo me llamo 2018 | Foto: Captura de pantalla / Redes sociales

Así lo reveló el mismo Robinson en una entrevista que concedió al programa de entretenimiento La Red, donde habló de su pasado y los duros momentos que vivió “por falta de oportunidades”.

Según mencionó, todo ocurrió a finales de los años noventa, cuando se vino a probar suerte a Bogotá, sin imaginar lo duro que sería este reto en su vida.

“Me vine a la ciudad (Bogotá) y no tenía conocimiento de cómo era la ciudad y al tiempo, sin querer, por falta de oportunidades, en esa época del 96, 97, era dura la situación. Sentía como muy duro para poder subsistir. No le pude coger el tiro así”, confesó Silva.

Fue en ese momento que mencionó que resultó viviendo en las calles, porque, ante su situación económica, “no había de otra”.

“Entonces, me fui sin querer queriendo yéndome como a las calles (…) Sí, claro. Fui un habitante de calle, más como del tema que para trabajar, para conseguir el arriendo, no me alcanzaba. Entonces, me iba a la calle, porque no había de otra”, reveló el imitador.

Detalló que fue gracias a la ayuda de un tío que lo encontró en esa situación que pudo salir de la calle, gracias a que él lo reconoció y lo animó a salir adelante.

“Alguien me dijo: ‘¿Usted no es hijo de don Siveriano?’. Yo le dije: ¡Sí! Y me dijo: ‘Claro, yo los conozco a ustedes’. Me llevó a un hogar donde había dos niñas. De entrar yo ahí… Fue una persona de admirar porque eso no lo hace cualquiera”, confesó en la conversación.