Kirby Dick y Amy Ziering son un par de cineastas dedicados a explorar el tema del abuso sexual en documentales incisivos, como The Invisible War o The Hunting Ground. Cuando les plantearon el caso de Woody Allen y su hija como tema de otro programa, no mostraron entusiasmo, pues creían que no había nada nuevo que decir tras décadas de polémica.

Pero hablaron con Dylan e indagaron por su cuenta, y la conclusión fue contundente. “Encontramos que hay muchísimo más. Comprendimos que la historia completa nunca ha salido a la luz”, le relató Dick a The New York Times.

Siguieron adelante y el resultado es Allen v. Farrow, documental en cuatro partes estrenado el pasado domingo por HBO, uno de los programas más esperados del año.

Como se recuerda, el director Woody Allen, neoyorquino por excelencia, y Mia Farrow, inolvidable estrella de El bebé de Rosemary, conformaron una singular pareja de Hollywood por 12 años.

Rodaron 13 filmes juntos, y, aunque nunca se casaron y siempre vivieron en casas separadas en la Gran Manzana, adoptaron dos hijos, Moses y Dylan, y concibieron uno, Ronan.

Todo iba bien hasta que en 1992 Farrow descubrió unas fotos que Allen, de 42 años, le había tomado desnuda a su hija Soon-Yi Previn, de 20, a quien había adoptado en su matrimonio con el músico André Previn.

Mia, quien rompe su silencio en el programa, con Ronan y Dylan, dos de sus tres hijos con el director. Arriba, madre e hija hoy.

“No eran como para Playboy, sino para Hustler”, dice Farrow, quien rompe su silencio de años en el documental, sobre lo salaz de las imágenes, que marcaron el derrumbe de la familia.

Meses después, Soon-Yi se voló con Woody, y Dylan, entonces de 7 años, acusó a su padre de haber abusado sexualmente de ella, lo cual él ha negado vehementemente desde entonces.

Dos investigaciones en Connecticut y Nueva York terminaron sin cargos para Allen.

Para los directores, los dimes y diretes entre Allen y Farrow han hecho el asunto cada vez más borrascoso, así que su programa se basa en una investigación metódica, desde cero, que duró tres años.

Al frente de escarbar en decenas de miles de documentos legales, recuerdos familiares y “toda una montaña de evidencias”, estuvo la productora Amy Herdy, quien le contó a The Observer, de Londres, que el documental “no es una colaboración con los Farrow, sino una indagación.

Comencé por Dylan, tratándola como sujeto de la pesquisa y diciéndole: ‘Necesito nombres, detalles, fechas. Si dices que esto pasó, ayúdame a encontrar las pruebas’”.

La pieza más explosiva del programa es la presentación, por primera vez, del perturbador video que Mia le hizo a Dylan en esa época, en el cual describe con gestos muy gráficos cómo su padre tocó sus partes privadas.

Todos los psicólogos infantiles consultados en cámara dan fe de que lo exhibido en el video es consistente con su experiencia en menores que reportan estos vejámenes.

Dylan cuenta que aquello fue el culmen del acoso al que Allen, a quien adoraba, la tenía sometida de tiempo atrás.

“Siempre estaba acechándome (...) Comenzó a decirme cómo chupar su pulgar y qué hacer con mi lengua. Pensé que eso era lo que hacían las niñas con sus padres. Lo mismo creí cuando comenzó a abrazarme en la cama, mientras ambos estábamos en ropa interior”.

Priscilla Gilman, una amiga de la familia, narra que vio a Dylan succionando el dedo del director y presenció cómo ambos salían de la cama en paños menores.

La obsesión enfermiza de Allen con Dylan es corroborada por niñeras y parientes, como Tisa, hermana de Farrow, quien relata el episodio en que él le untó bronceador en el trasero de modo malicioso. “Mia lo vio y le arrebató el frasco”, cuenta.

Estos y otros testimonios no son favorables a Allen, quien, al decir de los directores, ha llevado siempre la voz cantante en la narrativa de los hechos, amparado por la misoginia de la sociedad, la cual ha hecho aceptable lo que él dice en su defensa: que Mia está loca y le hizo creer a Dylan lo de la agresión para vengarse de él y Soon-Yi.

De parte de Mia y Dylan está el periodista Ronan Farrow, el único hijo biológico de el director y la actriz.
Un comentario indiscreto de Mia Farrow desató hace varios años la sospecha de que Ronan Farrow no es hijo de Allen sino de Frank Sinatra, con quien estuvo casada. Ese es el otro gran drama de esta complicada familia.

Otra de las piezas de Allen contra Farrow que le da nuevo aire al pleito es el análisis que le hicieron en 1993 a Dylan en el Yale New Haven Hospital.

Luego de nueve entrevistas durante siete meses, concluyó que, dadas las inconsistencias que la niña mostró, no fue abusada y puso un manto de duda sobre la conducta de su madre.

Allen se ha basado en el estudio para refutar las denuncias, pero el programa descubrió detalles sospechosos: las notas del análisis fueron destruidas, y una empleada que sí creía en el abuso fue despedida en raras circunstancias.

Asimismo, un grupo de psicólogos califican de “traumatizantes” los métodos usados en los interrogatorios.

También inquieta el relato de que los fiscales de Connecticut que investigaron el caso se abstuvieron de procesar a Allen en 1993 para evitarle a Dylan el trauma de un juicio, pero creían que él la perjudicó.

En Nueva York, donde también hubo pesquisas, el juez Elliot Wilk encontró que la conducta del cineasta con su hija era “asquerosamente inapropiada” y había que protegerla de él.

La producción se adentra en las imputaciones de Soon-Yi y Moses a Mia (quien tuvo 14 hijos, entre biológicos y adoptados, tres ya fallecidos) de que los golpeaba, los encerraba en armarios como castigo, les lavaba el cerebro y aventaba por las escaleras a los que padecían discapacidades.

Los realizadores afirman que en eso también buscaron a fondo, y múltiples testimonios solo hablan de una madre amorosa y cuidadosa.

“Si hubiésemos encontrado algo en el sentido contrario, lo revelaríamos”, dijeron.

Woody Allen y Soon-Yi expidieron un comunicado en el que calificaron el programa de “pieza de mala calidad”, “que no tiene interés en la verdad” y totalmente parcial con los Farrow.

También denunciaron el uso sin su permiso de apartes del audiolibro Apropos of Nothing, reciente autobiografía de Woody.

Asimismo, él cuestionó que HBO produjera el programa, pues tiene un contrato con Ronan Farrow (periodista que destapó el escándalo sexual de Harvey Weinstein), su hijo biológico con Mia y quien le cree a Dylan.