La nota de Alejandro Santos de abril 26 _'Edificio 'Colonia'_ (SEMANA #886), me mueve a comentarla ahora a sabiendas de que la trascendencia del tema excusa esta relativa tardanza. Sanamente hace referencia a un tema nodal de nuestra contra-cultura cínica, pero se queda corto en el enfoque. Porque la posición genuflexa de la dirigencia criolla no puede referirse in stricto sensu a la coyuntura narcotraficante, pues tiene raíces harto más profundas.En Industria y protección en Colombia, el maestro Ospina Vásquez acuñó un término explicativo de lo trascendente que ha sido en la historia nacional la genuflexión dirigencial xenófila: Colonia Interior, la llamó. Interpretó allí de la manera más adecuada _esto es examinando el siglo XIX_, cuán consistente ha sido en Colombia el hecho de que la dirigencia criolla desde el susurro de independencia y la patria boba aún latente, no haya hecho más que perpetuar hacia adentro el espectro colonial español haciéndose los neocolonos criollos _para la muestra enquistados en los grupúsculos de los country clubs urbanos_, una casta harto más execrable que aquella foránea.No debemos olvidar para el ejemplo, que la pacificación de Morillo tuvo como primeros aliados a los negros e indios venezolanos que se sumaron a sus filas sin duda alguna, hartos como se hallaban del sometimiento y humillación que sobre ellos estaban ejerciendo sus 'salvadores' criollos americanos, mucho peor que el coloniaje español. Ni debemos olvidar que Santander saboteó el Congreso Anfictiónico de Panamá liándose con los gringos cuando Bolívar pretendía romper la cadena norteña mediante una consolidación de los lazos de Inglaterra con América ¿Qué decir luego de la pantomima del Canal de Panamá? ¿Qué decir de los costos que hemos pagado durante todo el siglo XX merced a la torpeza con que nuestra clase negligente _¡qué digo!_ dirigente, ha abocado los retos de la globalización concentrando sus pequeñas riquezas en pequeños feudos de parroquia, los mismos que protege a ultranza manteniendo un aparato legal ultraintervencionista del Estado a favor suyo y en desmedro de la gleba? Les devuelvo la pregunta: ¿Es esto vocación o deseo? Bernardo Congote Ochoa Bogotá