El gobierno portugués anunció en la mañana de este jueves, según la prensa de ese país, que por ahora no le vende la emblemática aerolínea TAP al empresario colombo-brasileño Germán Efromovich.  De esta manera se frustran los planes de expansión de Efromovich, dueño principal de Avianca. El gobierno de Portugal había elegido a la compañía Synergy Aerospace, propiedad del empresario, como el único comprador potencial para la atribulada aerolínea bandera TAP. Hace unos días, el secretario de Estado de Transporte y Obras Públicas portugués, Sergio Monteiro, dijo que Portugal trabajaría en un acuerdo vinculante con Synergy, pues reúne los requisitos para una segunda fase de la privatización de la compañía aérea. El gobierno de Lisboa había invitado a 13 aerolíneas a participar en la operación de privatización de TAP, diez firmaron acuerdos de confidencialidad para obtener acceso a información y sólo una propuesta fue considerada digna de pasar a la siguiente etapa, dijo Monteiro. Desde hace varios meses la prensa lusa había venido dándole amplio despliegue a la posibilidad de que el dueño de Avianca se convirtiera en el propietario de TAP, una aerolínea muy emproblemada, pues su carga de deuda se estima en 1.200 millones de euros. Su venta es parte de una liquidación de activos estatales exigida por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) como parte de un rescate por 78.000 millones de euros que se le otorgó a Portugal. Pero este no parecía ser realmente un problema para Efromovich empresario boliviano de nacimiento, con raíces polacas, criado en Chile y con múltiples negocios en el mercado petrolero en Brasil. Así empezó su historia con Avianca, la segunda aerolínea más antigua del mundo (la primera fue KLM de Holanda). Después de muchos intentos, los accionistas de Avianca -entonces encabezados por el Grupo Santo Domingo- no lograron sacarla a flote. En el año 2003, Avianca se acogió al capítulo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos y a partir de allí comenzó la búsqueda de un inversionista a quien venderle la aerolínea. Cuando la compañía llevaba casi un año en la ley de quiebras y nadie daba un peso por ella, apareció Germán Efromovich. En marzo de 2004 puso sus primeros 10 millones de dólares como pago de los 65 millones que le había costado la aerolínea. En diciembre de ese año, Avianca ya estaba fuera de la ley de quiebras y había dejado una utilidad operativa 125 millones de dólares. Efromovich hizo el negocio de su vida y confirmó que tiene la fórmula mágica para rescatar compañías de la quiebra y ponerlas a volar alto. Siempre dijo que su objetivo era muy ambicioso, pues quería  convertir a Avianca en la aerolínea más grande de América. Realmente lo consiguió.  Después de sanearla y convertirla en una aerolínea moderna con una flota completamente renovada, Efromovich emprendió una nueva aventura. Hace tres años, se alió con el Grupo TACA de Centroamérica. La unión dio lugar a la segunda aerolínea más grande de América Latina, después de la alianza LANTAM.